Capítulo 315
Marina estaba tan enojada que quiso pegarle, pero cuando su mano estaba a medio camino, pensó de repente en Ricardo.

¿Sería él quien había enviado las flores?

Y esas palabras tan cursis… eran justo el tipo de cosas que él diría.

Dudando, tiró la tarjeta sobre la mesa y estuvo a punto de tomar su teléfono para mandarle un mensaje y preguntarle directamente.

¿Ayer la había seguido hasta su casa? ¡Ese maldito de Ricardo!

Apenas sus dedos tocaron el celular, cuatro pares de ojos la miraron fijamente.

—Ejem… No tengo novio, ¿quién me enviaría flores? Seguro se equivocaron o eran para mi hermana —dijo rápido, sintiéndose un poco incómoda.

Andi sabía la verdad y, sentado al otro lado de la mesa, la miraba con una sonrisa maliciosa, como si lo supiera todo.

Marina entrecerró los ojos y lo miró, indicándole que no hablara de más.

Si Perla hubiera visto la tarjeta y mirado la letra, hubiera sabido de inmediato quién las había enviado.

Pero no la vio. En lugar de eso, sonrió e
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