Capítulo 285
La fiesta había terminado, y la familia Piccolo se reunió en la sala del tercer piso.

Las empleadas se mantuvieron lejos, sin acercarse.

Emiliano estaba sentado en el sofá principal, con una mirada cortante fijada en Natalia, que estaba en el otro extremo. En sus ojos no había rastro de calidez familiar.

Natalia intentó esconderse detrás de su madre.

Rodrigo la miraba con desprecio.

—No haces nada útil en todo el día y, encima, ¡te la pasas metiéndote en problemas! ¿Eres una buena nada, cuál es tu función en la familia?

—Rodrigo, habla menos. —Bianca la defendió.

Natalia, aunque asustada, se sentía ofendida y no se animaba a responder.

—Mamá, ¡es culpa tuya por haberla consentido tanto de niña! Si no, no sería tan malcriada, tan caprichosa y descontrolada. —Rodrigo la culpó con furia.

Todo esto, además, había pasado delante de César. Le había costado tanto invitarlo, y ahora, por culpa de Natalia, todo se había arruinado.

—¿Boba y a ti no te he consentido? —Bianca l
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