Capítulo 249
Pasó un buen rato, hasta que el celular de Andi volvió a sonar. Fue entonces cuando Ricardo dejó de besar a Marina.

Andi, rápido como un rayo, colgó el teléfono para no interrumpir el momento entre su tía y el tío Ricardo. ¡Todavía no había espiado lo suficiente!

Ricardo miró hacia abajo, viendo a Andi, y de repente preguntó:

—Andi, ¿es este tu hijo que tuviste a escondidas de mí?

Marina tosió, casi ahogándose con su propia saliva por la sorpresa.

Andi dijo: —¿En serio?

¿El tío Ricardo es su verdadero papá?

Ambos, el grande y el pequeño, la miraron con cara de confusión.

Ricardo, con una mano, le dio una palmada en la espalda a Marina, y con la otra la agarró por la cintura para que no se escapara.

Marina, después de recuperar el aliento, lo miró, furiosa y le gritó:

—Ricardo, deja de inventar. Andi no es tu hijo.

Andi, que estaba justo debajo de sus rodillas, respiró aliviado y se dio unas palmaditas en el pecho.

¡Menos mal! El tío Ricardo no era su papá. ¡Pues
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