Ricardo levantó tres dedos, como si estuviera haciendo una promesa. No quería volver a dormir solo en una cama vacía.
—¿Quién es tu esposa? No digas pendejadas —le dijo Marina mientras caminaban.
Marina llevaba de la mano a Andi mientras doblaban por el pasillo. De repente, Andi, que había estado callado, preguntó:
—Tía, ¿esto es entonces como en las series que a ti tante te gustan ver, cuando los protagonistas se encuentran de nuevo y vuelven a estar juntos?
Marina le tapó la boca a Andi y le susurró al oído:
—¿Por qué dices eso? ¿Quién está volviendo con quién? Cuando regresemos, no le digas a tu mamá lo que pasó, ¿entendiste?
Andi asintió rápido, mostrando que lo había entendido.
¿Acaso su tía pensaba que era tonto? Solo era pequeño, pero había visto cómo Ricardo y ella se habían besado. Eso solo podía significar que eran novios, como en las series. Al menos… Andi pensó en el tiempo que había pasado… al menos en el pasado habían sido novios.
Cuando Marina abrió la pu