Al final resulto que el mensaje que Lorena había enviado nunca le llegó a nadie. Fue César el que, al ver que ella no llegaba a casa, pensó que se había escapado. Fue a buscarla a casa de Marina, pero cuando no la encontró, se dio cuenta de que había desaparecido.
César contactó al jefe de la policía, mientras que Marina llamó a Álvaro. Revisaron todas las cámaras de seguridad de la ciudad y así lograron encontrar el paradero de Lorena.
Sin embargo, Álvaro fue más rápido que la policía. Hackeó las grabaciones de seguridad y rastreó el vehículo en el que se había subido Lorena. Luego, Álvaro le informó a Marina, y ella le avisó a César, permitiéndoles llegar a la mansión a tiempo para rescatarla.
— No tienes idea de lo mucho que César estaba preocupado por ti —dijo emocionada Marina.
—Antes de venir a buscarme, ya había revisado el aeropuerto y la estación de tren buscándote. En solo unas horas, prácticamente se recorrió toda Playa Escondida.
— Lo escuché cuando iba en el auto. De camin