—¿Ah? —Lorena se quedó pasmada y sin saber que decir.
William bajó la cabeza y sonrió un poco, ocultando la tristeza en su mirada mientras se disculpaba:
—A decir la verdad, fui muy imprudente.
—Perla es una pintora muy famosa. Creo que no tengo la suficiente habilidad para ser su asistente —dijo Lorena, riéndose de sí misma.
William no insistió.
Después de terminar de mirar todo, ambos salieron del estudio y bajaron por la escalera. La visita estaba por concluir, y era hora de que Lorena se marchara.
Sus zapatos de tacón bajo resonaban sobre las tablas de madera de la escalera.
William, en tono casual, le preguntó:
—La primera vez que te vi fue en la fiesta de la familia Balan. ¿Eres familiar de ellos?
Lorena respondió mientras miraba los escalones frente a ella.
—No, en realidad solo es una coincidencia que tengamos el mismo apellido.
Él asintió y luego preguntó directamente:
—El joven de la familia Fuentes que estaba contigo ese día, ¿es tu novio?
La pregunta fue tan directa que Lo