Gia.
Veo a todo el mundo en la cima de las escaleras plegables, colocando mi trabajo de semanas colgando en el techo.
—No, realmente no creo que se vea perfecto —opino, pero cuando Dade gira el cuadro de medio metro hacia la derecha, le asiento.
Me muevo al lado izquierdo del pasillo, visualizando a otro ayudante colocar de forma asimétrica los cuadros pequeños, y este ríe.
—Расслабляться, señorita Gia.
Me giro hacia Dade y ella ríe por mi rostro confundido.
—¡Dice que te relajes, jefa!
Eso he intentado todo este tiempo, pero no puedo. Al final del día, termino teniendo una crisis de nervios o ansiedad me que deja tan agotada.
Después de la charla que tuve con Smirnov, ha pasado casi un mes. Sabiendo que debía volver a retomar mi vida, me enfoqué en el proyecto sobre el dolor, la tristeza. Esta vez, no dirigiéndome a lugares para fotografiar sino que buscando modelos. Leonid me ayudó en todo momento, y de inmediato me asignó un equipo.
Estábamos en la mansión de Lev, revisando algunas