Pov. Val
La semana va pasando un poco lenta. Trato de refugiarme en la cocina para no pensar tanto en él. Para nadie es un secreto que deseo que sea viernes urgentemente. Necesito liberar toda esta tensión que me ha dejado la boda… y la nefasta luna de miel. Bueno, solo eso —me río—, solo eso, porque del resto, fuera de la boda, vivo feliz… ¿Qué puedo decir? Me siento orgullosa de lo que tengo. Pero esta parte de mi vida —este matrimonio, todo esto— me sobrepasa.
Trato de no pensarlo y me dedico a cocinar. Me pierdo en cada plato, en cada sabor, en cada olor. Eso me ayuda mucho.
Victoria entra a la cocina y me dice que Dominic esta aca con Sabrina nuevamente, pero que no tienen reserva. Me pregunta qué hace.
—Si tenemos mesa, cenan seguro. Por supuesto. No me importa lo que haga Dominic, al final es un cliente más.
—Okay, jefecita.— dice con su risa burlona.
Me asomo por la ventanilla de la cocina y lo veo allí, impecable como siempre. Y a ella, nuevamente coqueteándole, levantando la