Pov. Valentina
—Hija, por favor, vete a descansar —insistió la madre de Valentina, con una mano sobre su brazo—. Tu papá está fuera de peligro, no hay necesidad de que te quedes aquí toda la noche. Además… —miró sutilmente su vientre pronunciado—, tienes que pensar en el bebé.
Valentina dudó por un segundo, pero el cansancio y la tensión acumulada en su cuerpo le pasaron factura. Asintió con lentitud.
—Cualquier novedad te llamamos de inmediato —aseguró su madre con ternura.
Dominic se acercó y le ofreció la mano. Ella la tomó sin decir nada. El silencio en el trayecto de regreso fue tan denso como los pensamientos que la ahogaban. Al llegar a casa, Valentina se dejó caer en el sofá del salón, suspirando largamente.
—¿Quieres que te prepare algo? —preguntó Dominic, quitándose la chaqueta.
—No… sólo quiero… —se le quebró la voz—, sólo quiero que todo vuelva a estar bien.
Dominic se acercó y se agachó frente a ella, tomando sus manos entre las suyas.
—Tu papá es fuerte, Valentina. Va a