Pov. ValSé que quejarme ya no tiene sentido. No va a cambiar lo que va a ocurrir. Pero no deja de ser frustrante que, en pleno siglo XXI, aun se siga viviendo estas cosas; que mis propios padres me consideren incapaz de manejar la empresa, por el simple heho de ser mujer. Igual no me interesa nada del mundo de los negocios, lo mio es otra cosa, me apasionan cosas distintas cosas que a lo mejor no sean muy bien vistas por mi familia, y tampoco me importa. Pero me molesta que me subestimen, y mas por solo ser mujer.Y como si no fuera suficiente, de entre todos los hombres del planeta… tenía que ser él. Desde que tenía diecisiete años supe que me casaría con él. Ya estaba todo arreglado entre las familias. Me costó entenderlo; fui muy rebelde. Pero con el tiempo terminé aceptándolo. No podía pelear con lo inevitable.Yo se que mis papas me aman, pero también sé que serían más felices si yo hubiera nacido hombre. Como dice mi padre: “Las mujeres son débiles. Están para criar hijos y

Pov. ValHace tres años, mis mejores amigos —Demon y Victoria— y yo tuvimos una idea que rozaba la locura: abrir un club exótico, exclusivo para las élites más secretas y poderosas de la ciudad. Privado. Discreto. Totalmente fuera del radar.Al principio pensé que no sería capaz. pero tras perder mi virginidad de la forma mas cutre, aburrida e insignificante. Fue entonces cuando me prometí no volver a dejar mi placer en manos de nadie más.Me descubrí. Me exploré. Y lo que encontré fue más que deseo: fue poder. Placer puro. Incontrolable. Desde entonces, disfruto del sexo como nunca antes. Exploté sensaciones que jamás imaginé. Y sí, esto es una locura. Mis padres se morirían si se enteraran. Me desterrarían de sus vidas sin pensarlo.Y de corazon espero, Que no se enteren.Y si les soy sincera… no me arrepiento de absolutamente nada. Fue una de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Por mí. Para mi, para sentirme libre. Para sentirme viva. Porque no hay nada de malo en explorar

Cuando entro al cuarto, está ella. Semiacostada sobre una cama amplia, se desliza lentamente una pluma por el cuerpo. Me observa con esos ojos de fuego que no solo queman... me dejan sin aliento.Sus palabras me sacan del trance:—Quiero que entiendas algo —dice con firmeza, sin dejar de provocarme con la mirada—. Soy exclusiva. Mientras nos acostemos, no estarás con nadie más. Si puedes aceptar eso, podemos avanzar. Si no... puedes retirarte.Trago saliva.—No tengo ningún problema con eso —respondo, sonriendo de medio lado—. ¿Eso quiere decir que habrá más de una vez?Calma, potro... calma.Ella se incorpora apenas, jugueteando con una pluma que recorre su piel desnuda.—Un paso a la vez —dice—. Primero, yo seré la dominatrix. Tú, mi sumiso. Quiero ver hasta dónde eres capaz de llegar. Luego... tú serás el amo. Y ahí veremos qué pasa. ¿Te parece?—Perfecto. Te lo dije: no tengo ningún problema con exclusividad... mientras tu estes en mi cama.Sus labios dibujan una sonrisa oscura, d

Después de ese encuentro tan intenso nos despedimos, no sin antes decirnos que hoy en la noche nos veríamos para que él sea el amo. No voy a negar que estoy algo curiosa y nerviosa, pero si fue como hoy, ya nada me importa; me entrego a él sin protestar.Busco a mis amigos para ver si todavía siguen en el club. Me encuentro con Damon, que viene saliendo también de una habitación. Me dice que Victoria está algo ocupada, me río y nos despedimos hasta más tarde. Me dicen que debo contarles cómo fue y les digo que más tarde, voy muy cansada.Salgo del club, me monto en el carro y me dirijo a casa. Cuando llego, todo está oscuro, como de costumbre. Me meto por la parte de atrás intentando no despertar a mis papás y apenas entro a la habitación, me echo en la cama, cierro los ojos y me muero de sueño. Esta noche sí que fue intensa y me río. Decido no bañarme para no quitarme su olor, para no perder su rastro... y con ese pensamiento me quedo dormida.Escucho a alguien tocar la puerta del cu

POV ValentinaAprovecho el descanso para ir al baño. Me refresco el rostro, tomo un poco de agua y cierro los ojos con una sonrisa.No estuvo tan mal… Se sintió bien. Se sintió muy bien.Ceder el control fue mucho más natural de lo que imaginé.Al salir, lo veo. Está de pie, esperándome. En sus manos, unas correas para amarrarme las muñecas y los tobillos. Trago grueso.—Ven aquí —dice con voz grave—. Ponte esto.Me cuesta moverme con las correas puestas. Quedo en una posición vulnerable, pero excitante.—Esa lengua viperina tuya… me la voy a follar —gruñe al ver mi expresión.Su erección está lista. Se acerca. La pone justo frente a mi boca, y sin que me lo pida, empiezo a lamerlo de arriba abajo, incluyendo sus testículos. Todo entra en mi boca. Lo chupo, lo rozo con mi lengua, y luego lo suelto lentamente, mirando cómo cierra los ojos y ahoga un gemido.Sin tocarlo con las manos, comienzo un movimiento lento… adentro, afuera. Lamo con cuidado, luego con hambre. Miro sus ojos, ace