capítulo 6

Llevaba todo el día con el recuerdo del casi beso del día anterior clavado en la mente. Era sábado uno de mis días libres y una y otra vez me imaginaba el tacto de sus labios, recordaba la intensidad de su mirada en la oficina vacía. Necesitaba desesperadamente sacudirme esa sensación, drenar la confusión y la extraña excitación antes de que mi cabeza explotara. Así que llamé a mi amiga Valeria.

-¡Vale, amiga! ¿Estás libre para una noche de chicas? Necesito bailar hasta que se me olvide mi nombre… y quizás un par de caras- dije queriendo olvidar lo que pasó luego de la cena.

-¡Obvio, Clari! Pero ¿Qué te picó? ¿El príncipe azul resultó ser un sapo con corbata? - Su tono era pura curiosidad juguetona.

-Algo así… digamos que el ambiente laboral se puso un poquito… no, demasiado personal. Necesito un respiro urgente.

Quedamos en "Euphoria", una disco de esas con luces de neón que te hacen sentir que estás dentro de un videojuego ochentero. Es una de las más exclusivas de la ciudad, no me gustaba ir a otras porque no me generaban mucha confianza. La música vibraba en mis huesos desde el momento en que entramos. Vale, con su energía contagiosa, no tardó en arrastrarme a la pista de baile.

Bailamos canciones pegadizas, reímos a carcajadas y por un momento, logré que la imagen de los ojos oscuros de Maximiliano se desvaneciera entre la multitud y las luces estroboscópicas. Pero en algún punto de la noche, cuando la música se puso más lenta y sensual, un chico se acercó a mí. Era guapo, alto, musculoso, con una sonrisa fácil, y me invitó a bailar.

Acepté, pensando que un poco de contacto inofensivo podría ayudarme a recordar que el mundo no giraba solo alrededor de mi jefe enigmático. Bailamos cerca, nuestros cuerpos moviéndose al ritmo de la música. Él tenía una forma de moverse que era… insinuante. Demasiado insinuante.

Empezó a acercarse demasiado, su aliento en mi oído mientras me decía cosas que no eran precisamente poesía.

-Eres ardiente- me dijo con un tono que implicaba deseo.

Intenté mantener la distancia, pero él parecía interpretarlo como una invitación a ser más… atrevido. Su mano bajó de mi cintura a un lugar donde definitivamente no tenía permiso para estar.

-Disculpa, creo que estás confundiendo las cosas… - Dije, tratando de sonar firme pero sin armar un escándalo.

Él sonrió con suficiencia y se acercó aún más, ignorando mi incomodidad. Sentí un escalofrío de desagrado recorrer mi espalda. Necesitaba salir de esa situación rápido.

Justo cuando iba a empujarlo, una mano firme se posó en su hombro, apartándolo de mí con una cortesía helada.

-Disculpa, amigo. Creo que esta señorita estaba terminando de bailar.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esa voz grave y familiar. Me giré y allí estaba él, Maximiliano Ferrer, con una expresión en el rostro que no había visto nunca: una mezcla peligrosa de frialdad y… ¿protección? ¡¿Qué demonios hacía él aquí?!

El chico, visiblemente intimidado por la presencia imponente de Maximiliano, murmuró una disculpa y se alejó rápidamente, perdiéndose entre la multitud.

Me quedé mirando a Maximiliano, sin poder creer lo que veían mis ojos. Vestía unos vaqueros oscuros y una camisa negra que le quedaba increíblemente bien, haciéndolo parecer menos CEO y más… hombre. ¿No sé suponía que venía a olvidarlo?

-¿Señor Ferrer? ¿Qué… qué hace aquí?-

Su mirada se suavizó un poco al posarse en mí, pero aún había una tensión palpable en el aire.

-Vine a… despejarme un poco. ¿Todo bien? Ese hombre…- dijo señalando hacia donde se había ido mi ex compañero de baile.

-No. Se estaba pasando de la raya. Gracias por intervenir- dije sinceramente.

Hubo un silencio incómodo entre nosotros, roto solo por el ritmo insistente de la música. La luz de neón azul bañaba su rostro, dándole un aire misterioso.

-¿Usted también viene a despejarse en un lugar como este, señor Ferrer? No lo imaginaba.

Una sombra de algo parecido a una sonrisa cruzó sus labios.

A veces… incluso los CEOs necesitan un poco de ruido y luces parpadeantes.

Sus ojos se posaron en los míos, y por un instante, sentí que el ruido de la disco desaparecía, dejándonos solos en nuestra propia burbuja de tensión contenida.

-¿Quiere… bailar? - La pregunta salió de mis labios antes de que pudiera pensarlo.

Su sorpresa fue evidente, pero después de un breve instante, asintió lentamente.

-Sí. Quiero.

Y así, en medio de la multitud sudorosa y las luces parpadeantes, mi jefe y yo empezamos a movernos al ritmo de una canción lenta y sensual. Su mano se posó en mi cintura, la otra tomó la mía. Nuestros cuerpos estaban cerca, demasiado cerca, y la electricidad entre nosotros era innegable.

Bailamos en silencio, sintiendo el calor del otro, la respiración agitada. Sus ojos no se apartaban de los míos, y en esa mirada intensa, reconocí la misma confusión y el mismo anhelo que sentía yo.

Cuando la canción terminó, nos quedamos un instante más cerca de lo necesario. El aire vibraba con palabras no dichas.

-Clara… - Empezó a decir, su voz grave apenas audible por encima del bullicio.

Pero antes de que pudiera terminar, mi amiga Valeria se acercó a nosotros con una sonrisa.

-¡Clari! ¿Todo bien? ¿Quién es tu… amigo?- La burbuja se rompió. Maximiliano se apartó un poco, recuperando su compostura de Jefe.

-Señorita. Solo… nos encontramos aquí- Su tono era formal, pero la forma en que me miró antes de despedirse con un simple "Buenas noches" decía mucho más.

Mientras veía su figura desaparecer entre la multitud, mi corazón latía con una fuerza inusitada. Esa noche en "Euphoria" había sido cualquier cosa menos un escape. Había sido un encuentro inesperado que había intensificado aún más la extraña y creciente conexión entre mi jefe y yo.

Y sí, definitivamente quería saber qué era lo que Maximiliano Ferrer estaba a punto de decirme antes de que Vale interrumpiera el momento

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP