La vida después de la tormenta con Sofía y la honestidad de Maximiliano se había asentado en una rutina dulce y prometedora. Aunque la sombra de su pasado a veces se cernía, la luz de nuestra renovada conexión era mucho más brillante. Maximiliano seguía siendo mi refugio, mi confidente, el hombre con el que redescubría la alegría en las pequeñas cosas.
Mi trabajo en Ferrer Global como directora de proyectos globales me mantenía ocupada y me apasionaba realmente. Liderar equipos internacionales y ver cómo proyectos ambiciosos tomaban forma era increíblemente gratificante. A menudo, trabajaba desde mi apartamento en las primeras horas del día o por las noches, coordinando algunas llamadas y dando el visto bueno a informes, disfrutando de la tranquilidad de mi espacio. Maximiliano, era un economista brillante y con sus empresas que estaban dedicadas a las finanzas, también estaba manejando gran parte de su trabajo desde su apartamento, lo hacíamos para vernos más seguido. A veces venía a