Capítulo 29

Andrés se despidió con una sonrisa amable, dejándonos solos en la acera. El silencio que cayó entre Maximiliano y yo era denso, cargado de una incomodidad palpable. Su mirada se posó en mí, una mezcla de expectación y algo más oscuro que no pude descifrar. Yo solo quería escapar, alejarme de su presencia confusa y de la agitación que su cercanía siempre provocaba en mí.

-Gracias, señor Ferrer - dije, manteniendo una distancia física y emocional. - Pero prefiero irme caminando. El aire fresco me vendrá bien. Además es una noche muy bonita.

Su rostro se contrajo ligeramente, mostrando sorpresa y una punzada de decepción.

-¿Caminando? Tu casa no está muy cerca Clara y es tarde. Por favor, insisto, te llevo en un momento.

Negué con la cabeza suavemente, aferrándome a mi decisión como a un salvavidas.

-De verdad, estoy bien. Necesito un poco de tiempo para mí. Que tenga buena noche, señor Ferrer.

Sin esperar una respuesta, me di la vuelta y comencé a caminar, sintiendo su mirada pesada en
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