La Declaración
Interpol - Sala de declaraciones, Londres
La sala de interrogatorios de la Interpol estaba iluminada por luces frías que caían sobre los documentos y la pantalla de la computadora que parpadeaba con datos que Alexander apenas registraba. Helena estaba a su lado, visiblemente tranquila, pero con una tensión latente que solo él podía percibir. Su rostro sereno, sin embargo, reflejaba la preocupación constante por lo que había pasado.
Estaban allí para testificar sobre el secuestro y ofrecer toda la información que pudieran recabar de las actividades de Galliani y de los hombres que lo seguían. La sala se llenó con la llegada de varios agentes que se reunían alrededor, preparados para tomar nota de las declaraciones. Alexander, con su presencia imponente, observaba a cada uno con una calma peligrosa, pero no podía evitar la leve sonrisa que se le escapaba al ver la interacción de los agentes con Helena.
Algunos de ellos, que la conocían bien de la agencia y, que en más de