Volteando El Tablero
La gala estaba en su punto culminante. La luz dorada de las lámparas de araña iluminaba la sala y el murmullo de los asistentes se había transformado en un susurro expectante. El momento que todos habían estado esperando estaba por llegar: la subasta del Rembrandt.
La pintura, un retrato intrigante de la corte francesa del siglo XVII, colgaba majestuosa sobre el escenario. Su belleza era innegable y todos los presentes sabían que esta obra maestra sería el centro de una batalla feroz entre los coleccionistas más poderosos del mundo del arte. Pero para Alexander, esta pieza no solo representaba un trofeo, sino un símbolo de su dominio sobre su imperio clandestino. No podía permitir que cayera en manos equivocadas.
A su lado, Helena se mantenía tranquila, pero sus ojos brillaban con la determinación de alguien que sabía exactamente lo que estab