Cumpliendo Lo Dicho

El sonido del clic en la pantalla marcó el final de la llamada, y Alexander se reclinó en su silla de cuero con un suspiro relajado. Su intención había sido terminar rápido y subir con Helena, pero los archivos de la subasta en París lo distrajeron más de lo esperado. Las piezas en venta eran exquisitas, algunas con procedencias dudosas, lo que siempre captaba su interés.

Pasó los dedos por su mandíbula con una leve sonrisa mientras revisaba los detalles de una pintura flamenca del siglo XVII. La autenticidad de la pieza era cuestionable, pero la posibilidad de descubrir su verdadera historia lo atrapó en un análisis más profundo. Cuando finalmente apartó la vista de la pantalla, el reloj digital en la esquina marcaba la una de la madrugada.

- Mierda… - murmuró, sorprendido. Se había entretenido demasiado.