Elise
Lidiar con el embarazo, la repentina fama y la rebeldía de mi hijo con respecto a Alessio no era nada fácil, pero poco a poco iba aprendiendo a manejarlo.
Todavía vivíamos en ese minúsculo departamento, pero había aprendido a amarlo con mi vida. Jamás me había sentido tan libre y satisfecha. La libertad de salir a donde quisiera, dar paseos con mi bebé y hablar sobre cualquier cosa con Alessio me hacía muy feliz.
Claro, hasta que recordaba la muerte de mi hermana y el desconocido paradero de mis padres. Este día me sentía más sensible que nunca y no podía parar de llorar mientras ordenaba mi maleta para el hospital.
—¿Elise? —me llamó Alessio, entrando a toda prisa a la habitación—. ¿Qué te pasa?
—De nuevo estoy pensando en Sonia, Alessio —confesé, cabizbaja mientras me trataba de poner de pie—. Es que…
—Lo sé, amore, lo sé —dijo acercándose para abrazarme—. Llora lo que necesites, estoy aquí para ti. Alistair ahora está ocupado con la televisión.
—Seguramente está viendo ot