Ricardo
—Imagino que todo está ya en orden.
—Así es, alfa. Su contrincante ya está junto con su hermana, y solo trajeron a un guerrero en vez de dos. Uno simple, nada importante. La doctora humana no vino —respondió Verdugo. Él y su perro salvaje, ese lobo espantoso, estarían muy ocupados en los días venideros.
—¿Pero qué tontería? Era de las pocas ventajas que tenían y… ¿la van a desperdiciar? Seguro piensa que con Nora es suficiente. Y lo de la doctora… ya lo imaginábamos —resoplé, sin poder contener la risa. Él no la pondría en peligro, su mate… su tonta mate humana. Quizás sobreestimaba a mi hermano. Vivir bajo su sombra no me había hecho bien, pero los últimos acontecimientos debieron haberlo cambiado, y no para mejor. Quizás este, finalmente, era mi momento.
—Lo es —dijo mi lobo, confirmando sin rodeos.
Sabíamos que el Beta maldito rondaba a pocos metros y que, sin duda, habría vampiros cerca. Pero no podrían acercarse. El Consejo de la manada observaba con atención, esperando