Julieta
—¿Transformarme? —pregunté emocionada. La primera vez había sido extraña, dolorosa.
—Así es… Ronan está como loco desde que vio a Lila. Pensé que no podía estar más enamorado, pero veo que me equivoqué —respondía Damián. En sus ojos vi un fuego que ardía. Con la punta de su dedo trazaba figuras por mi torso, subiendo suavemente. Me tenía hipnotizada. —Dicho sea de paso, yo también estoy cada vez más enamorado —confesó, y me sonrojé.
—¿Qué tengo que hacer?
—Ronan y yo te ayudaremos —comentó, y besó entre mis pechos, luego mi cuello, hasta llegar a mis labios. Parecía imposible que nos alejáramos, que nos soltáramos. Pero Lila gritaba en mi cabeza.
—¡Quiero conocer a Ronan! ¡Quiero verlo! — Ronan parecía también hacer lo suyo, porque Damián me cargó y me llevó afuera.
—Damián… estoy desnuda.
—Oh… créeme que lo sé, y estoy muy tentado a no salir jamás de aquí. Pero con todo lo que ha pasado con mi lobo… y con Lila, creo que se lo merecen —dijo con melancolía.
—Prométeme que no v