Eva
Esto no puede estar sucediendo.
—Lo siento, Eva, no encontramos absolutamente nada. Como sabes, la casa de la familia del Duque, donde estaban concentrados nuestros enemigos, quedó completamente destruida. Si alguien sobrevivió, no tenemos idea —decía Adriana.
Era mi amiga guerrera. Ella, junto a Magnus y el Duque, éramos el mejor equipo. Nos habíamos conocido en horribles circunstancias y aquí estábamos, en mi departamento, calientitos, bien vestidos, acomodados. Diferentes… y a la vez seguíamos siendo ese grupo que se encontró en el infierno y sobrevivió.
Esos momentos, luego de que terminara la guerra y la muerte de Valerius, fueron terribles. Teníamos cosas más importantes en qué pensar, recordé. Nuestra reina había desaparecido, había muertos por montones, heridos. Magnus estaba descontrolado.
—Es decir, que estamos en nada.
—No del todo —dijo Adriana, y me sacó una carpeta—. Estuvimos averiguando en otras manadas. Las guerreras del rey estuvieron atentas. El rey movió varios