Julieta
No había tenido la oportunidad de mirar con detenimiento el departamento de Damián. Desde que llegamos, toda mi atención había estado enfocada en él, en sus heridas, en su recuperación. Se habían reabierto sus heridas, y luego de varios cuidados, la doctora había determinado que él estaría mejor en su casa. Jamás imaginé venir aquí. Era el último piso, su departamento estaba sobre el mío. Octavio, Eva, Ágata… estaban todos hablando con él. Más guardias se encontraban afuera. Alan caminaba por los pasillos, pero aquí adentro, en este vasto lugar, estaba sola.
Avancé despacio por el pasillo y no tardé en notar la elegancia sobria que lo envolvía todo. Predominaban los blancos, grises y plateados. Cada objeto parecía haber sido elegido con intención, sin ostentación, sin excesos. Sobrio, elegante, contenido, orgulloso como él. Podía notarlo a él en cada detalle, su delicioso olor por todas partes. Me sentí tonta por inspirarlo con tanta profundidad, por dejar que me afectara tanto