Caminé con Collin hacia el gran salón. El lugar era tan esplendoroso como el resto de la casa. El bar estaba completamente lleno de toda clase de bebidas y aperitivos. Era una fiesta. Estábamos dando una bienvenida.
Mi vestimenta no era la apropiada. Sophie se había cambiado y llevaba un vestido plateado con transparencias tan elegante como seductor.
Sam, también, su vestido era de color rojo pasión. Incluso Stella, con todo y su rabia, llevaba otro atuendo, un vestido blanco corto y con encajes.
Yo me sentí fuera de lugar. No me había cambiado.
Daemon estaba allí. Sentado, como si fuera el rey del maldito mundo. Su traje era impecable y su mirada tan penetrante, maliciosa y atractiva como siempre. Nunca podía dejar de mirarlo hipnotizada. Tenía ese efecto en mí.
Levanté la vista para ver a las dos mujeres nuevas. No sabía cuál era cual. Una pelirroja y otra, pelinegra. La pelirroja tenía la mirada más amable. La de cabello negro y corto, parecía más fría. Tenía una elegancia innata,