En el camino Liam le cuenta a Cadence por qué me llaman Wolf, ella ríe como nunca lo hace conmigo mientras cierro el puño al ver que ese tarado es más compatible con ella que yo. Una vez llegamos, ese Judas baja de automóvil y compra flores. Regresa y nos lleva al lugar más tranquilo que existe. El cementerio.
— ¿Se la vas a presentar a tu madre o qué?
—Ya te dije que no hagas preguntas. Ahora te puedes retirar.
— ¿Cómo?
—Que me dejes aquí con mi asistente y tú puedes tomarte el resto del día libre.
No quiero interrupciones así que necesito que se largue.
Después de que Mercy se pierde en la distancia, Cadence observa la entrada del cementerio.
—Vamos, asistente—La guío con mi mano sin dejarla preguntar algo más.
Una vez dentro le doy uno de los ramos de flores, son margaritas. Yo llevo un ramo de Dalias.
—Ahora ve con tu madre.
—….El día de las madres es hasta mañana…
—Solo hazlo.
—Sí.
Se va confundida y veo como se aleja hasta una parte del cementerio menos privilegiada.
Luego camino hacia donde descansan los restos de mi madre.
[Galia Eardwulf- En memoria de una hermosa flor…]
Desde aquella vez, leer esas palabras ya no me resulta ofensivo. Su sepulcro siempre se mantiene limpio, comencé a notar eso en mi Vigésimo sexto cumpleaños y posteriormente fui encontrando más detalles cada año.
“Debió ser doloroso... Para la persona que mandó a hacer el epitafio”
Fue entonces que lo entendí, la razón por la que mi padre mandó a escribir eso. No fue para atormentarme sino para cubrir su propio dolor. Mi madre nunca tiene flores secas a pesar de que él siempre está viajando al extranjero. Ningún año se le ha ido sin visitar el lugar de su descanso.
Él también es un lobo y ese lobo perdió a su pareja de vida.
—En memoria de una hermosa flor…—Una voz detrás de mí me hace estremecer—Galia Eardwulf…
— ¿Ya terminaste la visita?
—Sí. Aún me falta visitar a mi abuela pero eso lo haré mañana.
—Bien. ¿Quieres una cerveza?
— ¿Eh?
Sin que me diga nada más la llevo por el mismo camino que cuando cumplí 25 años, levanto la mano y le hago la parada al autobús. No sé por qué me mira como si fuera un marciano
Cualquiera sube a un autobús, no te sorprendas tanto.
He hecho esto cada año desde que se atrevió a felicitarme por mi cumpleaños así que no es difícil encontrar la tienda de conveniencia.
Entro, compro dos cervezas y un pastelillo de 1.99 dólares, ni un centavo más.
En cuanto pongo todo en la mesa me mira como si le hablara uno de esos adultos del niño con la camisa amarilla y rayas negras. Le doy la vela con signo de pregunta y una caja con cerillos.
—Canta.
— ¿Eh?
—Es mi cumpleaños.
—Yo no canto, no se me da.
—Es una orden.
—Feliiiz Cumpleaaaaños…
Por Dios, de verdad no sabe cantar, es como la marcha de horror de un montón de notas musicales zombis jalando cadenas sin lubricar por una cuesta de metal.
—De verdad no has mejorado nada en más de cuatro años.
— ¿Perdón?
—Desde ahora practica para que los próximos años no me desgracies el tímpano.
Calla y me mira con un rostro entre indignado y lleno de incredulidad.
— ¿No vas a continuar?
—Pero si dijo que le desgracio el timp…
—Un asistente sigue órdenes y punto.
—Feliiiiiz cumpleañoooos a ti….
No sé por qué me torturo de esta forma con una voz tan exótica. Cada año he tratado de recrear esa tarde, todo igual incluso beber cerveza y jamás logré revivir la sensación que de nuevo experimento hoy.
Su voz no es bonita, ella en si es demasiado normal, no es fea pero tampoco es una gran belleza. ¿Entonces por qué?
—Feliiiiz cumpleaños, editor y jefeee…
Ahí está, la sonrisa que quiero contenerme de mostrar. Y entonces lo sé mejor que nunca, es ella quien me hace sentir de esta forma.
Cadence Beckham… Algo en ti me atrae como insecto a la peligrosa luz, sé que me llevas por el sendero de la perdición y aun así lo persigo como poseído por ello.
Maldición… En estos años no me había dado cuenta, ella ya no tiene 19 años, es una mujer de 23… Y yo acabo de cumplir 30.
Un hombre de 30 todavía con resaca de la noche anterior obligando a una joven ingenua a ser su asistente. ¿Cómo puedo ser tan patético? Nunca me atreví a preguntarle directamente...
— ¿Por qué no volviste a hacerlo?
— ¿Eh?
— ¡Esto! incluso si dije que me desagrada, lo forzaste y me hiciste quererlo.
—No entiendo de qué me habla.
—No te hagas tonta, sabes a qué me refiero. ¡Hace cinco años!
—No sé de qué me habla, Señor.
— ¿Esto no te trae ningún recuerdo?
—No… ¿Qué recuerdo?
Se acabó, esta vez… se acabó. Me doy por vencido.
—Beckham, ya no es necesario que te presentes más como mi asistente—Digo con el corazón agitado evitando mostrar algo que me ponga en evidencia.
—Señor E…
—Considera tu vergonzosa actitud de esa noche como saldada. Quédate con el traje y el vestido, al menos necesitas tener algo decente en tu guardarropa.
Maldición, como un tonto me volví a sentir atraído por esa bruja que se hace la amnésica cuando le conviene.
***
Han pasado cuatro días desde entonces, ahora detesto el 12 de Mayo aún más.
No he podido salir de cacería ni tampoco he podido liberar mi enojo en las noches, así que me encuentro de pésimo humor. Trato de corregir algunos textos que me enviaron las autoras sin poder concentrarme siquiera un poco.
— ¡Señorita, no puede pasar!
Afuera de mi oficina se escucha que hay un alboroto. ¿Quién arma todo ese jaleo?
— ¡Descuide, cuando le diga que es la amiga de su Sugar Baby me dejará entrar!
¿Mi sugar qué?
Antes de poder procesar con todo eso, alguien gira el pomo de mi puerta sin siquiera pedir permiso.
Una joven que ya he visto antes, de cabello oscuro, tres o cinco centímetros más alta que Beckham, tez morena, ojos entre un tono verde y café, se quita las gafas de sol y las acomoda sobre su cabeza, entra a mi oficina y me sonríe con sus labios pintados en carmesí con un brillo descarado como un gato nocturno.
— ¿Cómo has estado desde entonces, Señor Sugar Daddy?
¡¿Qué carajo hace la amiga de Beckham aquí?!
— ¿Te conozco?
—Je, je, que gracioso, Señor Sugar Daddy.
—Deja de decirme así.
—Sé que estará muy ocupado así que voy a ser breve.
Me planta un sobre en mi escritorio con fuerza.
— ¿Qué es esto?
—Una invitación a mi boda, Señor Sugar Daddy de Cady Cad.
—No soy su "Sugar Daddy" sino su editor.
— ¿Ah sí? Eso no fue lo que me dijiste esa noche.
—Pues esa oferta ya expiró.
—Hmmm… es una lástima escuchar eso— Sin retirarse da vueltas por mi oficina como si le hubiera dado permiso de hacer lo que quisiera— Pero tienes mucho dinero, ¿verdad? Si me traes un buen regalo, uno muy lujoso, te dejaré ver algo bueno. Cady es una de mis damas de honor y se verá preciosa~
—Ya dije que no me interesa. Ustedes son unas niñas no tengo nada que hacer en fiestas de adolescentes.
En cuanto le señalo la puerta, sin siquiera voltearme a ver, dice unas palabras que me dejan helado.
— “Si vas a meterte en la boca del lobo, que sea uno fino como yo”
—¡¿….?!— Hasta sentí que sudé frío.
—En primera somos lo suficiente de adultas y en segunda... Si no vas y me llevas un regalo muy, muy, muy lujoso y bonito, le diré a Cady Cad lo que escuché —Dice aquella endemoniada fiera con una voz tierna como si fuera una pequeña niña pidiendo un pony y no como el chantaje tan descarado que hace— Y también le diré que su jefe, aprovechando la situación de una pobre joven intoxicada, se auto nombró su Sugar Daddy presentándose así con su amiga para colarse en su habitación y verle las bragas.
—¡....!
— ¡Así que mi novio y yo lo esperamos en la boda en poco menos de dos semanas, Señor Eardwulf!
La muy cínica sale de mi oficina de inmediato antes de que siquiera pueda responder, tenía que ser amiga de esa condenada.
Me puso en jaque.
No sabía que su amiga tuviera los ovarios para espiar esa noche.
Nota mental: Tener cuidado con la amiga de Cadence. Probablemente sea una mala influencia…
¿Cómo que nota mental? ¡No voy a volver a involucrarme con esa niña de 23 años en lo que me resta de vida! No bastando que me dejó vomitado el asiento y el traje de diseñador italiano a mi medida, con un problema de hombría, humillado en mi propio cumpleaños, me puso en ridículo y se olvidó de todo, tiene una amiga endemoniada que me tiene agarrado por los #$%#… con un secreto de esa magnitud.
No hace más que ser un problema que solo crece como una maraña de cabello en la coladera de una regadera hasta que se vuelve un asqueroso y gran charco.
Debo hacer algo para callar a esa entrometida antes de que le refresque la memoria a la escritora de cuarta. Me desharé de cualquier evidencia de ese vergonzoso episodio de mi vida cueste lo que cueste.
[Está usted invitado a la boda de Sarah Bingley y Josh Bury la recepción de la boda será con temática de ANGELES Y DEMONIOS]
El futuro esposo de la endemoniada que se atrevió a chantajearme tiene el apellido perfecto para lo que quiero hacerle a esos dos (enterrarlos) sí que tiene agallas esa mujercita. Pero si cree que va a salir ilesa después de chantajear a Eren Eardwulf se equivoca.
—Así que una fiesta infantil de disfraces y máscaras…
¿Ella también llevará un disfraz? Definitivamente sería un ángel… ¡¿Qué diantres estoy pensando?! ¡No! me niego a seguirle su jueguito a un par de adolescentes inmaduras y borrachas.
Aunque… pensándolo mejor podría hacer uso de ese regalo lujoso y caro a mi favor.
***
En su Mercedes, mi mejor amigo (asistente) Liam Roberts y yo tenemos una acalorada discusión.
— ¿Entonces me estás diciendo que me llamaste en MI día de DESCANSO solo con el propósito de traerme de tu chofer toda la maldita noche en mi propio automóvil?
—Ben está indispuesto y ya sabes por qué.
— ¡Pero tienes a Tyley! ¡Condenado, tienes dos coches del mismo modelo y con el lujo de tenerlos en negro y rojo! ¡No puedes disponer de mi amado Mercy a tu antojo!
— ¿Crees que voy a traer a Tyley a una fiesta donde me han obligado a asistir?
— ¿Entonces alguien te chantajeó para que fueras? ¿Pues qué clase de sucio secreto escondes?
—Uno que dejará de ser un problema pronto. Ahora, ve allá que te pago para ser mi asistente, no un chismoso como los de la oficina.
—Sigo pensando que podrías salirte de esa si quisieras, se me hace que en esa fiesta hay algo de tu interés, galán ¿Vas a robarte a la novia? ¿Ya te olvidaste de Beck--?
—Dije que conduzcas y mantente callado. Solo harás lo que te ordené.
En cuanto llegamos a la fiesta y bajamos mi asistente me ayuda a ponerme el disfraz de Demonio elegante y lujoso, la máscara fue hecha para adaptarse a mi rostro sin quitarme lo imponente y apuesto al mismo tiempo. Pedí que fuera algo que exclamara "Fantasma de la Ópera" durante la escena de la mascarada, cuando le hace ver a todos su poder y que puede ser el mismo demonio.
Esta noche vengo por venganza, voy a deshacerme de una molestia y ejercer mi dominio sobre otra.
— ¿Por qué tienes un traje tan increíble y a mí me das este traje de diablito chafa con lentejuelas?
—Eres el asistente, así que debes actuar como tal y no opacar mi presencia.
—Presumido.
Lamentablemente tengo como asistente a mi mejor amigo así que suele tener la boca floja y me habla con poco respeto, tiene suerte de que lo aprecio lo suficiente para no hundirlo y en su lugar soportarle sus preguntas burlonas.
Al abrir las puertas entramos los dos ejerciendo nuestra dominancia de Alfa y Beta frente a esa manada de inferiores. Sus rostros asombrados no pueden dejar de vernos mientras me encuentro con la imagen más encantadora que he visto.
Ahí, al lado de la endemoniada chantajista y el pobre novio vestido de blanco con alas que lo hacen parecer un pollo, ahí como si fuera una aparición celestial, está un ángel vestido de blanco con tonos rosados en las orillas como si tuvieran rubor. Sus alas de ángel y sus zapatos con cintas en un rosado aperlado cruzando sus piernas como bailarina de ballet casi me hacen salivar.
La joven lleva el cabello suelto con ondas rizadas en las puntas, no necesita maquillaje, ese brillo en los labios es más que suficiente, lleva una máscara de un tono rosado pálido y virginal además de la espalda cubierta solo por unas cintas como un corsé.
¡Diosa! Ese vestido me recuerda mucho a esa noche de abril en el bar donde comenzó mi caída al infierno. Irónicamente ese pequeño ángel es mi condena.
Aclarando mi garganta y evitando que mis recuerdos me lleven a esa noche, miro de frente remembrando que esa ahí es una bruja pérfida en piel de cordero y le hago la señal a Liam.
Tomo una copa y le doy golpecitos con la cuchara dorada llamando la atención de todos en el salón.
—Le prometí a esta pareja de recién casados un regalo elegante y lujoso.
En cuanto señalo a Liam, tal como le indiqué, descubre de un pañuelo de seda roja unos boletos que entrega a la diablesa y a su desafortunado esposo mientras todos aplauden y se expresan emocionados cuando pronuncio:
—Qué más elegante y lujoso que un viaje de luna de miel a las Maldivas en una villa privada con gastos pagados.
¿Te gusta ese regalo, chantajista perversa, hija de Elizabeth Bathory y Lilith?
—Wow, un viaje a las islas Maldivas con todo pagado—Murmura alguien.
—Increíble, escuché que esa villa donde se van a hospedar es casi inaccesible.—Por supuesto tambien preparé una presentación que ponen en la pantalla con fotografías de la isla paradisiaca.
Todos aplauden emocionados hasta que, como buen Demonio siguiendo mi papel, revelo la cláusula con gato encerrado.
Esa villa pertenece a mi familia, un lugar bastante lujoso y perfecto para unas vacaciones de ensueño… Sin embargo no te estoy dando un premio, diabólica chantajista. Una vez llegues ahí te darás cuenta de mi perfecta trampa, he retirado cualquier aparato que permita que puedas comunicarte durante los próximos tres meses o hasta que yo de la orden de que mis hombres permitan que regreses. No voy a permitir que tengas la oportunidad de revelarle a Beckham lo que pasó esa noche. Por si te cosquillea la lengua por decir ese chisme, no podrás hacer nada. Las comunicaciones están bloqueadas, no verás a Cadence hasta que me asegure de que mi secreto está a salvo.
—Pero, ya que es su luna de miel, esos boletos de avión son para esta madrugada.
A lo lejos veo a esa joven que finge ser un ángel temblando al verme. Es justo lo que quiero transmitirle, entró a la boca del lobo y no va a salir fácilmente. No después de llamarme mamón esa noche y humillarme de tantas formas para todavía tener el cinismo de fingir que lo olvidó todo.
—Oh, Sarah. Deberías apresurar lo del ramo, las partes de la fiesta donde sí se requiere a los novios y preparar ya las maletas. Es una oportunidad única.
—No sé, parece muy apresurado todo… ¿Tu que dices, Cady Cad?
—Siempre habías dicho que querías conocer las Maldivas. Creo que deberías ir…—Responde ella sin sonar del todo convencida.
— ¡Awww, que haría sin ti, Cady Cad!
—Si…
Después de eso el pequeño angelito se escabulló entre la multitud y sin esperar más se adentró a la mesa de bocadillos a beber el vino de un solo trago. Seguro tiene experiencia atragantándose para ahogarse como la alcohólica que es.
Antes de atorarse en la tercera copa, el angelito borracho escucha que la endemoniada chantajista llama a todas sus damas de honor para hacer una fila y aventar el ramo de espaldas.
Mientras todas se entusiasman por un corriente ramo, ella solo mira en silencio, perdida en sus propios pensamientos. Luego, como si fuera premeditado todo, el ramo cae justo entre sus manos.
Todo queda en silencio, los invitados desaparecen cuando su mirada y la mía cruzan. Un lindo ángel con un ramo de flores que anuncia que será la próxima en pasar por el altar con un afortunado de su brazo.
DONG, DING, DONG
En mi cabeza resuenan unas campanas. ¿Qué diantres?
Y por ese breve momento no pienso en nada más salvo lo hermosa que se verá vestida completamente de blanco.
Él ve a Cadence como una bruja que le hace actuar extraño sin razón alguna, sin embargo la inevitable atracción es imposible de ignorar, aquella noche en que Sarah le obligó a asistir, algo cambió por completo la estricta rutina de lobo solitario en Eren Eardwulf.