En medio del silencio que parece el tiempo detenido ente los dos, Cadence con un rostro melancólico avienta el ramo a la jauría de hienas solteronas mientras dice unas palabras que me estrujan por dentro.
—Yo no creo en el amor y jamás me voy a casar.
Después de afirmar su soltería, sale como alma en pena entre los que están agrupados, se escabulle hasta la mesa y se apropia de una botella de vino, no le importa nada más. Luego, como si nadie pudiera verla porque sabe que están sus ojos enfocados en los novios, mira hacia la salida y se escapa hacia el jardín.
— ¿Vas a ir tras ella, Sugar Daddy?
Dice una voz detrás de mí y se me pone la piel de gallina.
— Es tu amiga, consuélala tú.
—Si fuera tan fácil lo haría, créeme, la conozco mejor que nadie— Me tiende una botella de vino rosado— ¿Quieres una botella para ti solito también, señor Sugar Daddy?
—Ya te dije que no soy su Sugar---
—Je, je, je ¿Crees que no lo sé? A la mañana siguiente Cady Cad ni siquiera parecía recordar todo lo que pasó esa noche—Luego tomándome del hombro como si me compadeciera agrega—Esas palabras fueron sinceras, estoy segura.
— ¿No fue suficiente lujo ese regalo? Ya puedes dejar de molestarme.
—Cady Cad es difícil de atrapar, ni siquiera conmigo es sincera. Pero, cuando se trata de un hombre, mi pequeño ángel rara vez puede confiar… Ah, si ¿Le llevas esto por mí? —Me da dos copas y me susurra algo al oído.
—Cady Cad a sus tiernos 6 años tenía un bully en la primaria, un niñato de 10 u 11 años, ojos azules, cabello color chocolate oscuro, todos sabían que gustaba de ella excepto la misma. Pero fue suficiente la experiencia traumática para que decidiera estar en escuelas exclusivamente para mujeres.
Mientras me quedo con la botella y las dos copas haciendo malabares en mi mano con el sistema operativo de mi cerebro dando vueltas como si fuera rueda de un hámster, Sarah me dedica una sonrisa maliciosa como su propio atuendo.
—Creo que no eres tan mala persona, además de apuesto tienes el poder de protegerla, ¡A-PRO-BA-DO!
Sonriendo como si no fuera una chantajista de primera, se despide con la mano y se retira triunfal dejando en mis manos el bienestar de su amiga durante su ausencia.
Un niño de 10 años…
Además del asunto vergonzoso del Sugar Daddy, una vez en mi niñez me comporté como un completo idiota con alguien del sexo opuesto.
¿Será posible…?
— ¡Liam!
—Oh, Wolf ¿Ya probaste los canapés?
—Deja de estar tragando y contéstame una cosa.
— ¿Mmm?
— ¿Qué edad tenía esa niña?
— ¿FUAL NIÑA?
—La de la primaria… ya sabes la de las coletas con adornos de fresas.
—Ah… Creof quef 6 o 7 añof… ¿Ahoraf shif tef interefa hablarf de efo?
— ¡CARAJO!
— ¿A dónde vas?
— ¡Quédate tragando ahí! ¡Si me sigues, te mato!
¡¿Puede ser la Diosa tan perra?!
¿De verdad esa niña es la misma? ¿La que me regaló un dibujo de lobo que inició toda mi colección? ¡Imposible, no lo creo!
Salgo por el jardín y la busco como si mis ojos fueran un par de binoculares infrarrojos, hasta que finalmente la encuentro hecha bolita entre los arbustos.
—Ahí estabas, borracha.
—Aún no estoy borracha.
— ¿En serio?
—No he podido abrir la botella…—Me enseña su botella cerrada haciendo un puchero con la boca.
— ¡PFFFT!
Juro que intenté contenerlo pero es tan adorable que no puedo evitar reírme.
Mientras pensé que ya estaría ahogada en alcohol y llorando como esa noche ¡estaba peleando con el corcho! ¡Es tan adorable!
—Mira, traigo una botella en son de paz.
—Ofrenda aceptada… aunque es inútil porque no se pueden abrir.
—Espera ahí un momento… —Destapo la envoltura rugosa y con mis manos hábiles, sin siquiera soltar las copas, hago volar el corcho y con un movimiento secreto sirvo en ambas copas sin derramar una sola gota— ¡Servida!
— ¡Wow! ¿Cómo hiciste eso?
—Años de práctica conquistando mu…ndos.
—Querrás decir mujeres.
Me mira con sospecha y sé que juzga mi vida nocturna.
—Da igual, cualquier empresario debe ser buen anfitrión.
—….
—Vamos, por lo menos podrías agradecerme la botella y que haya abierto tu precioso vino rosado dejando que te acompañe.
— ¿Por qué tendría que hacerlo? Es culpa tuya que quiera beber.
Cadence Beckham no es alguien que hable tan directo a menos que le pegue valentía con algo de alcohol en las manos, por eso sé que su nivel de embriaguez ya está en un punto medio como el día de mi cumpleaños.
— ¿En serio? Entonces bebamos juntos—Le tiendo la copa para chocar el brindis y tomo un gran trago después— Una buena borrachera debe hacerse en compañía.
— ¿Bebes porque te gusta la novia?
— ¡PFFF! —Escupo el trago de vino— Por amor de… ¡NO! ¡Qué horror, es una chantajista endemoniada!
—Oh… ¿Entonces te gusta el novio? —Hasta me tembló la manzana de Adán.
— ¡YO NO SOY GAY!
—Oh… ¿Entonces por qué quieres emborracharte aquí?
—Digamos que también lo necesito o más bien quiero respuestas— Digo mirándola directamente—Pero, si quieres una razón… Una persona me dijo que sería mía y al día siguiente se olvidó que lo dijo. También me forzó a celebrar mi cumpleaños cuando le dije que no me agrada y cuando me acostumbró a ello no volvió a celebrarlo conmigo, es más, finge que no me recuerda…
—Vaya, que persona más cruel. Deberías rendirte.
¡FUISTE TÚ! ¡ANGEL FALSO Y CRUEL!
—Ejem, ¿Y tú por qué bebes? —Digo tratando de contener mi ira.
—Hmmm… Creo que la pregunta sería “¿Por qué no?”—Dice mirando el contenido rosado en su copa perdida en su propio reflejo.
Su rostro melancólico me estruja en el corazón y apacigua las llamas de mi furia.
— ¿Por qué ahogaría sus penas en alcohol una joven bonita como tú? Seguro tienes una fila de chicos detrás que ni puedes decidir entre tantos---
—Para nada, no me gustan los hombres.
— Ooooh ¿Entonces te gustan las mujeres? —Ahora es ella la que escupe el trago.
— ¡NOOOO! ¡Si de algo estoy muy segura en esta vida es que si me atrae los cuerpos masculinos! ¡Es la actitud de los hombres lo que no me atrae para nada, machistas y crueles incluso desde que son unos niños!
— ¿Te molestó un niño? ¿Solo por eso regresaste el ramo diciendo que jamás te vas a casar?
— ¡Bah! ¡Ese niño se puede pudrir en el infierno ahora que es adulto! Con la vida adulta se ha vuelto solo un recuerdo desagradable, no es lo peor que me ha pasado pero... —Con su misma pausa me empino la botella entera en la boca—¿Siquiera tiene una idea de cómo me echó a perder mi infancia? ¡No, por supuesto que no! ¡Tampoco se ha de acordar de cómo mató mi propia autoestima llamándome fea y que las pecas son del diablo! Me arrepiento demasiado de regalarle aquel dibujo de lobo mal dibujado que me partió por la mitad el día de su cumpleaños, solo por ese acto bueno se valió de ello para molestarme hasta el final, ese cretino pedazo de---
—¡PFFFF!
Ahora quien volvió a escupir fui yo.
—Espera… ¿Solías usar adornos de fresas en el cabello?
—Sí, todo el tiempo, los viernes podíamos vestir casual así que usaba un vestido a juego con bordados hechos a mano por mi madre y mi abuela ¿Cómo sabes eso?
—Porque… la mayoría de las niñas que llevan fresas… son atractivas para los niños bully.
Esa ni yo me la creo pero no voy a dejar que sepa que soy quien le jodió la infancia y sus sueños rosas de un feliz matrimonio en el futuro.
Solo Liam sabe de esa etapa vergonzosa de mi vida, pero nunca supo que regresé a recoger ese dibujo de lobo y que lo guardé como un tesoro cuando nadie más me veía.
—Si, claaaro… ¡atractiva para molestar!
—No quise decir eso…
—Y hablando de Bullys, si no viniste a estropear la boda porque quieras robarte a la novia o al novio… ¿Qué haces aquí?
—Venganza.—Digo seco y sin rodeos.
— ¿Qué venganza hay en darle un viaje caro con gastos pagados como luna de miel a unos recién casados?
—¿De verdad quieres saberlo? —Señalo la comisura de mi labio derecho y doy golpecitos— Te lo diré si me das un beso.
— ¡Ugh! ¡¿Pervertido asqueroso, quien te querría besar?! ¡Ni siquiera te conozco el rostro!
—Bueno, puedo asegurarte que no hay nadie más atractivo que yo en esta fiesta.
No sé por qué he vuelto esto una especie de coqueteo descarado. Desde que confirmó ser la misma niña de mi pasado no puedo evitar querer molestarla. Ella frunce el ceño inflando las mejillas y veo el color rosado de sus labios.
— ¿No has leído el fantasma de la ópera? Debajo de toda máscara elaborada hay un hombre más feo que un pecado o un…
—Demonio.—Digo tentado en quitarle el brillo labial con mi lengua.
—Y vaya que lo eres, llevándote lejos a mi amiga por dos o tres meses. Desalmado.
Oh, parece que alguien ya empezó a llenar el tanque.
Ella me golpea en el pecho y detengo sus manos sin poder dejar de verla directo a los ojos.
—Cuidado que si juegas con un Demonio te puedes quemar.
— Tipo guapo o demonio ¿Por qué no te quitas esa tonta máscara y me das la cara, infeliz?
Suspirando hondo luego de una pausa, me quito la máscara y la cara de sorpresa de Cadence Beckham no tiene precio.
— ¡Oh, por dios!
—Ahora que lo sabes vas a retirar los insultos a mi persona.
—Para nada— Se encoge de hombros y vuelve a echarse otro gran trago a la boca directamente de la botella ignorando que estuvo primero esa misma boquilla en mis labios.
— ¿Qué?
—Decidí que ahora voy a insultarte más.—Se limpia los labios como si fuera callejera y me dirige una mirada desafiante.
— ¿Cómo? ¿Si sabes que soy tu editor y jefe directo?
—Me da igual.—Toma otro gran trago y suelta desde la garganta un sonido refrescante.
Así que el pequeño angelito saca el arco y las flechas cuando comienza a emborracharse.
—Como sea, mañana no tengo que ir a la universidad así que pienso tomar hasta olvidar tu estúpida careta.
— ¿Por qué vas a la universidad si ya no estudias ahí?
—El padre de Sarah es el psicólogo de la facultad. Voy allá por sesiones de terapia.
— ¿Terapia?
¿Por qué necesitaría ella una terapia? ¿Es por problemas de alcoholismo? Ella baja la botella y sin mirarme de frente se masajea entre los tobillos.
—Cuando paso por situaciones de extremo estrés tiendo a olvidar cosas al día siguiente.
Olvidar… No me digas que...
—Dijo el señor Bingley que es un mecanismo de autodefensa ya que suelo guardarme lo que siento hasta que se desborda. Al principio solo eran pequeños detalles, después olvidaba situaciones de un día y hasta momentos completos de un año entero.
Eso explica demasiadas cosas en realidad…
—No estás ebria ¿verdad?
—No, aunque admito que puedo responder algunas cosas que jamás diría estando sobria.
—Trata de no tomar mucho, si vomitas cerca de mí ni siquiera un año te va a servir para compensarlo.
—No me gusta beber. Pero necesito de esto para poder soportar.
— ¿Qué es lo que no puedes soportar?
—No creo estar suficientemente ebria para contarlo.
— ¿Y si bebes algo puedes ser más valiente? Adelante, bebe lo que quieras. No te juzgaré.
—Gracias, señor Eardwulf.—Chocamos botellas y bebemos directo de la boquilla.
***— ¡Sharaah, no te vayaaaash! —Dice gritando por el puente.
— ¡En serio eres mala para beber!
—Buuuuhuuu… Dijo que eshtaría conmigo para shiempre y aparte de casharshe she va de luna de miel bien lejosh…
—Cielos, ¿Cuántos años tienes? Compórtate como tal.
— ¿Y ushted sheñor, shi she comporta como alguien de shu edad?
— ¿Qué quieres decir con eso?
—Hashiendo berrinche por un p#to auto que le shale con shoplar por el trashero. Ni que le cosshtara tanto, igual she puede comprar losh que quiera deshpuesh. Aaaaah… ya sheee cual esh tu juego, viejo shosho…
—¿Viejo…qué?
—¡¡¿LE HASH DADO ESHE VIAJE DE REGALO PARA VENGARTE DE MI VERDAAAAAD?!! ¡¡ESHA ESH TU VENGANSHA!!
—De verdad no entiendo por qué sigo aguantándote…
—BUAAAAA ¡Que malo…sholo por un automovil con nombre tonto me quitash a mi única amiga y me dejash completamente shola!
—Oye….
— ¡BUAAAA!
Verla sollozar así me causa muchos sentimientos encontrados, por un lado pienso “¡Que fastidiosa es!” y por otro siento ganas de abrazarla.
— ((Sollozo)) Shupongo que esh lo mejor… ashí Sharah no me verá caer mash bajo cuando me cambie de departamento…
— ¿Te vas a mudar?
—Eshtoy mash endeudada que un aposhtador de lash vegash… No tengo nada, apenash pude vender algunash coshash para conseguir el deposhito de otro lugar másh barato para rentar…
Diosa, es como si la mala suerte le persiguiera.
—Shi no puedo pagarlo para qué me quedo ahí. Ademásh la renta sherá másh alta shi sholo yo vivo ahí… entoshesh no le dije nada, eshperé a que Sharah she cashara.
¡Por dios, esa mujer cada segundo se hunde más en la miseria aparte de ahogarse en alcohol!
— ¿Por qué no le dices a nadie que estás pasando por todo eso?
— ¿Para qué? ¿Acasho a alguien le importa shi me muero o shi vivo?
—No digas esas cosas.
—Aaagh, a veshesh pienso que quiero irme lejosh muy, muy, lejosh, olvidarme de mi mishma y comenchar de nuevo.
— ¿Por qué te irías lejos? No es necesario…
—Porque no tengo nada.
Su voz seca me deja una sensación fría.
—Nada, eshtoy completamente shola, mi amiga she fué y mi única familia shon eshosh cobradoresh de deudash. Shoy una eshcritora fracasada a la que nadie le gustan mish hishtoriash.
— ¡A mí me encantan!
—Shi, claro. Te encantan… ¡lash hishtorias de eshta eshcritora de cuarta! —Nuevamente grita colgándose por la cintura del puente y la jalo con brusquedad antes de que cometa alguna locura—Déjameee, no me voy a deshviviiir…
—¡Hablo en serio, adoro todas! ¡la última historia fue muy interesante!
— ¿Pero no vende verdad? Ashi de poco vale mi vida.
—Tu vida es valiosa, Cady Cad.
—No me llamesh ashí…
— ¿Por qué no?
—Porque sholo Sharah me diche ashi…
— ¿Y yo como puedo llamarte?
No sé por qué me continúo aferrando cuando sé que le desagrado y que nunca me vería como alguien cercano.
—Cadence está bien.
— Tu seudónimo. —Digo decepcionado.
—Sin separar, Cadence, junto y a secash. Nadie me llama por mi nombre, ashi que de vesh en cuando esh lindo eshcucharlo. —Mi corazón se detiene un poco con esas palabras.
— ¿Y qué tal Cady?
—Shuena bien… pero dime solo Cadence, me gushta como shuena en tu voz…
Oh, Diosa… Esta chica de 23 años sabe decir cosas para tentarme.
—Cuidado con las palabras que dices, Cadence. Si te encuentras con un lobo y le provocas puede que te quiera llevar.
—No me moleshtaría shi quien me lleva eresh tú… —Sonríe y siento que me voy a derretir— Eren Eardwulf.
¡Me llamó por mi nombre!
Y lo más increíble es el cómo se siente estas cosquillas extrañas cuando escucho mi nombre salir de su melodiosa voz (excepto cuando canta)
No sé cuánto tiempo hemos bebido y hablado, tampoco es que me importe, jamás me había divertido tanto en mi vida.
Si fuera así de divertida y espontanea para hablar seguro ya se habría hecho de numerosos amigos además de la pérfida de Sarah Bingley. Incluso podría tener novio… que espero no lo tenga nunca.
Pero fuera de su estado tropical en la felicidad de La tierra de la-la-alcohol, solo muestra una actitud pesimista al igual que sus historias que le rehúyen al amor.
“¿Alguna vez le has preguntado por qué no lo hace?” Las palabras de mi abuelo me recuerdan algo que he querido preguntarle a ella desde hace tiempo.
—Cadence… ¿Por qué no te gusta escribir historias de amor?
—Hmmm… porque no puedo eshcribir algo que no creo. Yo mishma me he dado por venshida con esho hache mucho tiempo.
—Eres demasiado joven para darte por vencida.
—Y tú algo viejo para creer en eshash fantashíash ¿no?
Viejo… ¡¿me dijo viejo…?!
—Al ser mayor tengo mucha más experiencia y puedo guiarte por senderos maravillosos porque conozco las ventajas y desventajas del camino.
— ¿Ah, shi? — Me dice con cierta coquetería.
—Puedo enseñarte muchas cosas, Cadence.
— ¿Y puedesh ensheñarme lo que esh amar?
— ¿Quieres que te muestre?—Pongo mi mano en su mejilla y de inmediato voltea hacia otro lado.
— ....
Ese silencio significa un rotundo no. Lo sabía, está borracha ni siquiera sabe lo que dice.
—Eren Eardwulf, enshéñame—Dice después de una pausamirándome con un semblante serio.
Con los latidos acelerados que tengo aquí y ahí, acabo de descubrir que me pone bastante que me llame por mi nombre. También que, definitivamente, no tengo problemas de disfunción eréctil.
— ¿Y qué gano si te enseño a amar, lobita?
—Te daré lo mash valiosho que tengo.
— Tu virginidad.
—Shi y también…
Cadence me toma del cuello de la camisa y me planta un pequeño beso en la mejilla.
—Me entregaré a ti en cuerpo y alma.
¡¡TE ENSEÑARÉ!! ¡LO PROMETO!
¡No! ¡No puedo dejarme engañar nuevamente por las palabras de una borracha…!
—No prometas cosas que no puedes cumplir, lobita— murmuro—Seguro como siempre, no recordarás al día siguiente lo que me prometiste.
—Entonces puedes guardarlo en video y mostrarle a la Cadence de mañana que no es broma.
Antes de que pueda responderle y negarme, ella toma mi teléfono. Sin pedirme permiso toma mi mano y con la huella de mi dedo lo desbloquea, enciende la cámara posicionándose junto a mí grabando toda la evidencia.
¿Qué sucedió esa noche? ¿Después de eso cruzaron la línea?