Capítulo 56- El lugar donde debo estar Parte 4

Me encuentro en mi trabajo en el banco, sin embargo mi mente está en blanco. No he podido pensar en nada, me siento como un alma perdida quien sabe en dónde.

Sarah y su depresión, mi abuela pidiendo que deje la universidad para dedicarme a mi esposo, Collins quien no me deja sola a sol ni sombra salvo para trabajar o cuando debe ocuparse del casino. Como hoy.

El cliente se retira de la ventanilla y presiono en automático el botón para llamar al siguiente turno.

223-8 aparece en la pantalla de turnos mientras me siento un robot con actos predeterminados.

¡BAM!

Una mano con gran fuerza me pone debajo de la ventanilla una invitación. 

— ¿Se puede saber qué es esto?

Un par de oscuros ojos azules me miran alto y afilado como si quisieran atravesar el vidrio.

—Es algo que no le incumbe.

— ¡Claro que me incumbe! —Se percata de que subió el tono de voz y se modera más— Si enviaste esas invitaciones es porque esperabas que me enterara y viniera hasta aquí a pedirte que no lo hagas.

—Estimado cliente, su turno es para asuntos del banco…

—Quiero un retiro de---

—Además, si revisa bien el nombre de quienes fueron invitados sabría que no tengo contemplado a ningún Eren Eardwulf en la lista.

Señalo las invitaciones, los nombres “Ermenrich” y “Dieterich” aparecen en el remitente.

—Como puede ver en ningún momento anoté el nombre de mi anterior editor. No queremos que arruine la boda ni la llene de mal presagio con su presencia—Me acomodo el cabello detrás de la oreja y le dejo ver el gran anillo de compromiso.

— ¡¿Mal presagio?! ¡El verdadero mal es ese tipo! ¡Vas a arruinar tu vida entera si te casas con ese idiota!

—Señor Eardwulf, no permitiré que hable mal de mi novio.

— ¡No sabes ni con quién te estás involucrando!

—Claro que sí. Un hombre íntegro, paciente, amable, me quiere por sobre todo, mi abuela lo adora y no es un mujeriego.

— ¡Todo eso lo tengo yo! ¡No sabes la clase de doble cara que---!

—Su huella por favor—pone la huella en el detector— gracias.

—Cadence… no dejaré que arruines tu vida así.

—10, 11, 12 mil… —Cuento los billetes que entrego debajo de la ventanilla.

— ¡Cadence!

—Si no tiene otra transacción que deba hacer, por favor retírese.

Toma su dinero, lo cuenta con cuidado como si quisiera hacer tiempo y luego recoge las invitaciones.

—Incluso si estás equivocada puedes contar conmigo cuando me necesites.

No respondo y presiono el botón para anunciar al siguiente número que la ventanilla está desocupada.

Antes de irse me deja debajo de la ventana 30 papeles cuadrados con números de turno diferentes. ¿Acaso tomó tantos hasta que uno de ellos fuera a la ventanilla 8?

****

En la universidad, el señor Bingley me pregunta desconcertado mi razón para pedir la baja.

— ¿Estás segura de esa decisión?

—Sí, estoy segura…

—Sabes que puedes contar con nosotros si se te dificulta pagar la universidad.

—Para nada, señor Bingley…

Le enseño el anillo de diamante en mi dedo anular izquierdo.

—Me voy a casar.

Por alguna razón este anillo pesa en mi dedo como si fuera de 25 kilogramos.

Mi abuela dice que la universidad sirve para darte valor como mujer así ser prospecto para un hombre y que por eso ya no es necesaria para mí una carrera, puesto que me voy a casar.

Creí que su deseo era ver el día de mi graduación, sin embargo ha cambiado de opinión. Solo le emociona ver mi boda y que el novio sea el señor Collins.

Mientras camino por última vez en el campus me siento en la banca de siempre, será la última vez así que quiero guardar este momento para siempre. Algo me dice que ahora que seré ama de casa no tendré mucho tiempo libre para pasear por ahí.

— ¿De verdad vas a dejar que ellos controlen tu vida de esa forma?

Su insistencia comienza a ser demasiado molesta. Después de aquella vez en el banco me molestó afuera de mi departamento y luego de que Collins le dijo que se largara no volvió a buscarme ahí.

—Señor Eardwulf. Creí que ya había desistido de molestarme.

—No te hablo como tu editor ni con otra intención más allá de un amigo cercano con el que puedes contar.

—Pues puede ahorrarse sus comentarios.

—Creí que eras más fuerte que eso. Dejas que esa vieja te meta ideas y haces todo como si fuera el ser más importante para ti.

—Sí, lo es. Esa “vieja” a la que llamas de manera despectiva, es mi abuela. Ella es mi mundo y haría lo que desee sin pensarlo.

— ¿Incluso tragarte por toda la eternidad un matrimonio sin amor?

—Sí, incluso eso.

Veo que aprieta su puño, es lo único que puedo ver con mi mirada gacha. Luego sus pasos se alejan. Es lo que he decidido.

Eren Eardwulf… Seguramente desde su nombre creé al protagonista en mis sueños.

Ery…

Al decir ambos nombres siento una sensación de vacío y este anillo en mi dedo parece estrangularlo. Como si al llevarlo puesto estuviera traicionando a alguien.

***

Mientras viajo en el autobús de regreso a mi departamento, veo por la ventana un gimnasio “Silivia Gym” como si fuera un impulso de energía toco el timbre de salida y hago que el autobús se detenga.

Silivia…

Es tal como el gimnasio de mi sueño, no puedo creer que sin saber que existe lo haya podido visualizar idéntico a este. Hasta el momento en que el Eren Eardwulf me hizo ir allá en un taxi nunca había conocido el gimnasio. Así que no puede ser que mis sueños sean tan acertados.

— ¿Buscabas a Wolf, Conejita?

Detrás de mí está Martha, otra mujer a la cual solo conocí en mi sueño.

— ¿Por qué me llamas conejita?

Si todo fue un sueño entonces no fui a ese gimnasio vistiendo pijama de conejitos Honey-Bun. Por lo tanto no puede darme ese apodo.

—Te llamo así porque siempre que te encuentro pareces un conejo— Sonríe y sus ojos azules se vuelven de un tono verde y vibrante— Aunque eso está mal porque deberías ser un lobo.

Me rodea como si buscara alrededor de mi cuerpo algo.

—Te comportas como una presa, indefensa y temblorosa, con las orejas gachas mientras te sientes acorralada.

— ¿A quién llamas presa?

— ¿Aún dudas de Wolf? —Aunque lo llama por su apodo es suficiente para alterarme— A él le llaman “El hombre de las tres oportunidades” ¿Sabes por qué?

No lo sé, no me interesa ¿Por qué debo saberlo?

Si es de tres oportunidades, diez, cuarenta o mil, me vale un comino…

—Si algo no sale como quiere después de tres veces lo desecha. Jamás pedirá más de tres veces algo ni nunca se le verá intentando una cuarta vez.

—Qué ridículo, quien inicio ese rumor entonces no lo conoce porque me ha estado insistiendo más de tres veces.

—Exacto, conejita.

Señala mi pecho y se ríe.

—Wolf jamás se anda con juegos. Rara vez le verás hacer alguna broma o decir algo que no sea completamente cierto. Un verdadero lobo, un Alfa no suplica ni pide, tiene todo en esta vida así que no necesita más…

—Hasta que sus ideales terminan doblegados por su Omega.

—No sabes ni lo que dices. Hablan de ustedes como si fueran animales, lobos o yo que sé. No tiene sentido.

—Entonces deberías ver si tiene sentido lo que dices, conejita.

—Un Alfa protege a su manada y seres queridos, sin embargo, cuando está enamorado dará hasta la vida por la de su pareja.

— ¿Por qué no dejan de entrometerse en mi vida? Ya dejé de escribir ¿Qué más quieren? Deja de atormentarme, ni siquiera te conozco.

— ¿De verdad? Qué lástima, porque eres de esas lobas conejitas que más me gusta cultivar.

¿Cultivar?

—Una flor sin florecer no tiene olor ni presencia... Sin embargo, la flor tardía suele ser la más hermosa y más fragante. Me gustaría poder tomar ese dulce néctar y ver ese capullo florecer en mis manos exclamando mi nombre.

Si lo pienso con más detalle, en mi sueño también hablaba de flores y néctar.

—Pero, en este momento ese néctar está contaminado y eso no me agrada— hace como si intentara atrapar algo invisible y aprieta su mano pulverizando algo imaginario—Si no haces algo te quedarás aquí para siempre, conejita.

— ¿Acaso todos están dementes? Hablan como si fueran los conocedores de los secretos del universo, no son unos malditos lobos, todos somos humanos.

—Puedes creer lo que quieras. Si no lo averiguas pronto será demasiado tarde para regresar con tu lobo.

¡¡Otra que no entiende!! ¡Además en qué le afecta si le dejo camino libre para que disfruten de sus 24 centímetros!

— ¡Dije que no lo quiero! ¡¿Acaso hablo otro idioma o por qué nadie me entiende?!

—Tienes razón, no entiendo por qué alguien como Wolf retrocede el tiempo más de 24 veces sin darse por vencido.

¿Retroceder…?

—Esta vez no voy a retroceder ni un minuto. Si quieres quedarte por orgullo en este lugar no te quejes después— Se detiene un momento y voltea de nuevo— Ah… y no comas nada de aquí, si pudieras ver lo desagradable que…

La mujer continúa caminando y hablando sola mientras se aleja resonando los pasos de sus tacones. 

Esa Martha es de lo más extraña.

***

Ni siquiera sé por qué hice aquel desvío al gimnasio Silivia. Al ver que ese edificio si existía me sorprendí y quería ver si era como en mi sueño, sin embargo cuando entré por un momento no me permitieron ingresar porque no tengo una membresía. Así que solo pude asomarme un poco desde la recepción, luego de que me hicieron salir vi por la ventana una pequeña parte del equipamiento y los muchos aparatos de ejercicio así como los colores plateados.

Él me trajo hasta aquí en mi sueño, el Señor Eardwulf. Si ese sueño es tan real como parece entonces…

“Tu historia necesita ser un poco más picante”

Mi novela era una historia de lobos con contenido para adultos debido a eso. Así que actuamos una escena con la tensión sexual de los protagonistas.

“Candace” y “Ery Avery…”

Así nos llamamos con el guion. Fue tan real ese sueño que no he podido pensar con la cabeza fría, si continúo creyendo que todo eso es real no podré seguir adelante. Es mejor que lo deseche… Pero he de admitir que hay momentos en mi sueño que quisiera que fueran reales como la hermosa relación de mi querida Sherezarah con Bury, ellos se veían tan felices en la boda.

Sinceramente, Bury no me agradaba porque me había robado el tiempo de Sarah no era una mala persona, de hecho parecía dejarse llevar por ella y no cuestionaba lo que quisiera hacer, ni siquiera cuando decidió cambiar la temática de la boda a último minuto dificultando mucho los preparativos de la boda a menos de dos semanas de llevarse a cabo. Ambos vestidos como ángeles y demonios siendo Sarah el Demonio fue una imagen encantadora.

—Ah… extraño levantar condones de esos dos del suelo en lugar de tener que levantar el ánimo de Sarah—Suelto en voz alta.

Me sentía incómoda cuando me encontraba los condones usados, no es que fueran unos sucios desconsiderados ni nada de eso, de hecho deschaban la mayoría aunque era muy común encontrarme alguno perdido durante sus remolinos de pasión. Aunque me avergonzaba que ella me hablara de sus temas con su novio, una parte de mi deseaba tener esa confianza en un hombre como para sentirme dichosa en sus brazos. Sin embargo mi cuerpo estaba dañado pues no podía tener un hombre cerca sin sentirme incómoda. Así que siempre creí que me sería imposible vivir aquella vida hermosa en pareja de la que Sarah me hablaba.

No puedo creer que eso haya sido un sueño fabricado por mi mente. Yo ni siquiera me intereso en esos temas de romance.

¿Y si es un sueño premonitorio a medias? Tal vez aquello tan hermoso pueda hacerse realidad. Me dijo Sarah que terminaron a causa mía, quizá si hablo con él podría…

El autobus finalmente llega a la parada sin embargo no subo a este y me dirijo al lado opuesto de la calle a esperar nuevamente. Si quiero respuestas solo hay una persona que puede aclararlo todo.

Maika Maese

Cady decide conseguir respuestas desde la boca del mismo Bury mientras piensa que aquel "sueño" tan real a pesar de sus altos y bajos parece ser el mejor futuro para todos.

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