Capítulo 57- El lugar donde debo estar Parte 5

Con mi mente resuelta en hacer las paces con Bury, tomo el autobús que me lleva hasta el edificio donde trabaja, sin ningun éxito pues me niegan en la recepción que se encuentre ahí. Por suerte se encuentra en el bar a muy pocas calles, es al mismo que fuimos Sarah y yo hace unas semanas, ni siquiera me sé el nombre de ese lugar porque solo me dejé arrastrar por ella.   

BRRR BRRR

El teléfono en mi bolsillo vibra con insistencia, es el señor Collins.

Sin embargo no quiero responder, ya sé que me está buscando. Últimamente es más insistente, él dice que me dejará ir a mi propio ritmo, pero poco a poco ha aumentado sus demandas.

Suspiro y finalmente respondo el teléfono.

— ¿En dónde estás?

—Disculpa, después del trabajo tomé un pequeño desvío.

—No llegaste a la tienda. Estuve esperando y no llegaste.

—Lo siento, podemos ir otro día.

—Candy es nuestra boda. Debemos seleccionar tu vestido, es una tienda exclusiva donde solo te atienden por medio de cita. ¿Tienes idea de todo lo que tuve que mover para que nos agendaran cuando no había más lugar?

—Lo siento.

—De acuerdo, pediré otra cita. ¿En dónde estás?

—Tengo algo que hacer así que estoy resolviendo mis asuntos.

—¿No habías ya dejado la universdad---?

Molesta cuelgo el teléfono.

No tengo por qué darle razones ni siquiera si estamos comprometidos. Yo misma le dije que no iría a esa tienda. Aunque es exclusiva no me agrada su interior ni mucho menos quedarme a solas con él. Probando vestidos escotados y cortos mientras me dirige la mirada afilada de un depredador incluso si lo disimula un poco.

Además, quiero ver feliz a Sarah. Si le digo que vine a un bar le dirá a mi abuela que no parece que esté comprometida a él. Es demasiado frustrante esta situación.

Las  luces del bar se reflejan en la pantalla apagada de mi teléfono, “La guarida de los lobos” vaya nombre más curioso, me apetece tomar una bebida con un poco de alcohol mientras logro encontrar a ese Bury. 

En cuanto intento entrar se me planta uno de esos gorilones fortachones que se creen guardaespaldas de la realeza, tampoco tenía idea de que el lugar fuera tan exclusivo pues iba con Sarah quien es de familia reconocida. Parece que ahora que he venido sola les parezco demasiado ordinaria.

—Es solo un momento, lo prometo. Hay alguien ahí a quien estoy buscando y—

—Escucha niña, solo se entra aquí si eres VIP o tienes reservación.

De verdad, que pésima suerte tengo…

—Ella viene conmigo, déjala pasar— Alguien me rodea con el brazo— ¿Vienes por algo de diversión?

—Estoy buscando a alguien. Me iré rápido, tampoco es necesario que intervengas.

—Solo estoy cumpliendo los deseos de mi prometida.—Dice el señor Eardwulf descaradamente.

De verdad que ya cansa su insistencia. Aunque es conveniente para mí, así que lo usaré un poco y una vez dentro lo botaré.

En cuanto pasamos a los guardias y veo que estamos completamente dentro de la pista, le quito su brazo de alrededor de mi hombro.

Ni siquiera voy a molestarme en razonar con mi fastidioso ex jefe, solo tengo un objetivo. Él tampoco me pregunta lo que planeo hacer solo me sigue.

Escaneo entre las luces neón y los espacios oscuros hasta que logro encontrar a mi objetivo ¡Ahí está Josh Bury! A diferencia de esa vez que se encontraba muy concentrado en besarse con una mujer, se ve aburrido en la barra apenas soportando a una mujer de cabello oscuro como ébano.

— ¿Podemos hablar? —Digo sin saludar.

—No tengo por qué hablar con la amiga de mi ex.

—Solo es un momento.

—Vale. Tienes cinco minutos, contando desde ahora.—Hace señas a la mujer y esta se retira molesta.

— ¿No la extrañas?

—No. Siguiente pregunta, el tiempo está corriendo.

— ¿Por qué me odias tanto? —Digo evitando que tome otro trago y me evada la mirada.

—No te odio, de hecho te estaría dando demasiado crédito si dijera que tengo algún resentimiento por ti. Me eres insignificante como aquella relación fallida.

— ¡Por supuesto que lo haces!

—Pasaron los cinco minutos. —Dice con cara de fastidio.

—Solo han pasado tres minutos y cuarenta segundos. —Dice una voz detrás de mí.  

—Wolf—Dice Bury dejando de lado su actitud seca.

¿Ellos se conocen?

— ¿También te olvidaste de eso, Cady Cad? —Dice Bury volviéndose con molestia.

— ¿Olvidar qué?

—Los tres estuvimos en la misma primaria. —Nota las preguntas en mi rostro y gruñe con fastidio— Es justo por eso que eres un maldito caso perdido.

El señor Eardwulf me toca el hombro y con una seña corporal me indica que me siente cerca permitiendo que ellos dos hablen.

—No permitiré que hables así de ella— Dice tranquilamente mi ex jefe.

—Solo le hablo como solías hacerlo tú también, Wolf. O te harás el que no reconoce a la misma niña a la que solías---

—Si dices una palabra más te haré callar de la peor manera.

—Vaya, entonces si me recuerdas.

—Eso no es el tema. Mi chica te hizo una pregunta.

— ¿Tu chica? —dice exatamente lo mismo que pensé—Esa fichita está comprometida y está en cada medio publicitario. No me digas que aceptas ser su amante---

—Ni siquiera conoces la situación así que no dejaré que la juzgues o la metas en el mismo saco que esa rata. —El señor Eardwulf lo toma por el cuello.

—De acuerdo, te diré por qué no me agradas y por qué Sarah y yo terminamos. —Josh asoma su cabeza a un lado del señor Eardwulf quien me muestra su espalda, ni siquiera parece asustado con el gran tamaño de él.

El señor Eardwulf lo suelta y me cede el paso para que tome asiento cerca de Bury.

—Comencemos por la primera vez que terminamos. ¿Sabes por qué sucedió? No, seguramente ni siquiera tienes idea—Dice con una risa arrogante que muestra que se siente adolorido por el tema— también fue por ti.

— ¿Por qué fue por mí?

—Tenías 17 años cuando encontraste a tu abuela en estado grave en tu casa. Creo que ahí comencé a notar la dependencia enfermiza que tenías con mi novia… Ex. — Corrige al notar el desliz de esa palabra— Sarah solo hablaba de ti, cada maldita conversación al menos 9 de cada 10 giraban a tu alrededor incluso pensé que me había enredado con las dos porque estabas tan metida en su vida que parecíamos una jodida relación de tres.

El señor Eardwulf gruñe y Josh Bury suaviza su tono una vez más.

—Luego descubrí que ustedes dos si tuvieron algo, me dio mucho asco saber que ustedes dos no tenían una amistad normal, que viví engañado como la maldita tercera rueda.

—Somos amigas ordinarias, Bury.

—Si experimentar tocarse el cuerpo y hacer cosas íntimas lo llamas ser una simple amistad, entonces no sé para qué carajo estaba yo ahí.

—¿Vaya, tuviste una etapa bicuriosa con tu amiga?—Dice el nefasto de mi jefe.

—Tú cállate.—Luego me dirijo a Bury—Fue solo una vez… y solo experimentamos. Ninguna de las dos lo disfrutó, además ustedes dos aún no eran...

—Si, como sea. Experimento o no, le dije que no podía seguir llevando la bicicleta de nuestra relación con unas malditas ruedas de seguridad entre ellas impidiendo que podamos avanzar y ella te eligió a ti.

—No tenía idea---

—Ese es tu mayor problema, nunca sabes nada. Te conmiseras a ti misma y lo que más me molesta es que eres de las que nunca pide ayuda, solo lo reprimes hasta que se sale de las manos. Arrastrando a Sarah contigo al fango mientras solo espera a que te sinceres con ella.

— ¿Entonces por qué me salvaste y recibiste la puñalada de mi padre?

—Por imbécil, porque estaba enamorado de esa mujer. Eras lo más importante para ella así que no me importó recibir los golpes que fueran dirigidos a ti con tal de no verla triste.—Toma un trago largo— Además porque me di cuenta esa tarde, al ver a tu padre con un jodido cuchillo en tu cuello, que en efecto no era tu intención interferir en lo que teníamos ella y yo. Incluso comprendí la razón por la que Sarah se preocupaba por ti.

No tenía idea de todo eso, ni siquiera le había dado importancia a Bury porque parecía ser solo "el novio de mi amiga" y eso no tenía que ver conmigo.

—Quería entenderte. Después de terminar en un hospital creí que podía dejar atrás esa sensación de estar de más y regresé con ella, pero nuevamente probaste ser una maldita carga. —Me ve con un gran dolor en su mirada que aparenta ser dura— Lo olvidaste todo, te olvidaste de lo que tu padre te hizo haciendo que cada maldito esfuerzo se fuera al caño.

Mi mira con tanto resentimiento que me hiela la piel. 

—Sarah se preocupaba más por ti porque ahora no solo tenías problemas de memoria, tu androfobia se salió de control. —Su voz se quiebra—Pero no aceptabas ninguna ayuda, eso es algo muy molesto y llega un momento en que todo eso cansa.

Además de resentimiento tambien sus ojos se ven enrojecidos y puedo notar las ojeras debajo de sus ojos cafés.

—¿Crees que no sé cómo me mirabas? A pesar de que recibí una puñalada en el estómago que dejó una cicatriz para recordarme toda la vida mi estupidez…

Entiendo, fui una mal agradecida egoísta.

—Josh… lo lamento. No es que te viera a ti con desagrado ni nada de eso.

—Lo sé.  No confías en los hombres salvo unos cuantos—Voltea a ver al señor Eardwulf quien solo levanta su Whsiky en las rocas luego me mira con una expresión seria y resignada— Es por eso que me di cuenta cuan jodida y sin remedio estabas cuando volviste a confiar en ese intento de padre tuyo. No valoras la vida de nadie ni siquiera la tuya. Mucho menos te importa lo que todo eso hacía en Sarah.

— ¿Por eso la dejaste?

—¡No quería dejarla, maldita sea! ¡Lo único que deseaba era que dejaras de ser el centro de su universo y que ella comenzara a vivir pensando en si misma por una maldita vez!

Las palabras de Bury me caen como puñaladas al estómago. ¿Sarah no vive para sí misma? Bury se jala del cabello, respira agitadamente como un gruñido, se razca la cabeza con nerviosismo y acomoda su frente sobre el mostrador.

—Así que le pedí que pensara en nosotros y como su falta de egoísmo para sí misma solo me arrastraba hacia el mismo abismo que el tuyo... Le pedí que dejara que te hundieras sola hasta que cayeras tan bajo que no quedara más remedio que levantarte por ti misma.

Su voz se quiebra nuevamente, creo que por efectos del alcohol.

—¡Ella sin pensarlo dos veces me dijo que no!  ¿Cómo puedes confiar en ese alcohólico apostador y casi morir a golpes? —Cierra el puño y golpea su copa con fuerza contra la barra— ¡¿Entonces por qué tengo una maldita cicatriz y dejé que viviera una perra mal agradecida como tú?! ¡Mejor hubieras muerto sola ese día, así solo tendría que ver llorar a Sarah una sola vez hasta poder dejarte ir y no la vería marchitarse en preocupaciones por ti cada maldito día!

El señor Eardwulf se atraviesa y deja su vaso a la mitad sobre el mostrador.

—Josh, yo…

—Ya terminaron tus malditos cinco minutos. Incluso por Wolf te di más tiempo—Se voltea y evita verme mientras el Señor Eardwulf me toma por el hombro y me aleja de ahí.

En cuanto llegamos cerca de la salida la ansiedad me carcome y volteo intentando regresar pero el señor Eardwulf me detiene por el hombro. 

—¡Señor Eardwulf, debo hablar con él! ¡Quiero decirle que lo siento y que…!

— ¿Qué puedes decirle, Cady? Ellos dos decidieron terminar, entonces no tienes por qué preocuparte.

—Fue por causa mía.

—No, fue causa de dos.

—De tres. —Reitero.

— ¿Y cómo crees solucionar eso? Si usas las palabras incorrectas puede que eso solo lo empeores más.

—No lo sé, solo quiero hacer algo. —El señor Eardwulf me acaricia la cabeza como si fuera un cachorro y le regaño por ello— Deja de hacer eso.

—Te he dicho más de una vez que las mejores ideas se tienen con la cabeza fría y no dejándose llevar por decisiones abruptas por demás desesperadas.

Su mano acariciando mi cabeza me da una sensación reconfortante como si me diera energía. Asiento con la cabeza.

—Vamos, te llevaré a tu departamento.

Esta vez no dice nada en el camino, me deja pensar en silencio mi siguiente movimiento hasta que llegamos frente al departamento.

Debería agradecerle que me haya ayudado a entrar al bar y no solo eso, también intercedió para hablar con Bury, al verlo por la ventana abierta a punto de articular alguna palabra, no puedo evitar que las lágrimas salgan una a una de mis ojos.

El señor Eardwulf abre la puerta rápidamente y corre hacia mí. Me envuelve en sus brazos mientras lloro desconsolada.

—Fue mi culpa… Sarah solo se preocupa por mí así como yo me preocupo por mi abuela, soy una pésima amiga…—El señor Eardwulf acaricia mi cabeza y me calma con un suave “shh”

—Sin importar lo que otros hagan, solo la pareja en cuestión puede determinar si un obstáculo puede destruir lo que tienen. Eso no es culpa tuya, pero si crees que eres responsable entonces libéralos de esa carga.—Me hundo en su pecho y escucho los latidos de su corazón—Incluso si el mundo entero estuviera en tu contra puedes contar conmigo, Cadence.

Nos separamos un momento y limpia mis lágrimas.

Es cierto, solo con él no siento mi androfobia…

— ¡CADENZA! —La voz de mi abuela suena como de ultratumba.

Volteo y me encuentro la cara más decepcionada del mundo desaprobándome y juzgándome como si hubiera cometido un pecado.

— ¿Qué haces aquí…?

— ¡Harvey Collins me dijo que no asististe a la tienda para seleccionar tu vestido de bodas! ¡Vine a buscarte preocupada y te encuentro con este hombre malo abrazándose!

—Abuela, no es lo que…—Ella ni siquiera me responde y pasándome de largo señala al señor Eardwulf.

—¡Y tú, mal hombre, mujeriego, déspota! ¡No te quiero cerca de mi nieta nunca más!

—Señora, no soy un mal…

— ¡Silencio! ¡Mi nieta podrá ser ingenua para dejarse endulzar por unas pocas palabras y trato bonito, yo no!

Mi abuela me jala del brazo y me prohíbe ingresar al departamento. Él intenta en vano razonar con mi abuela mientras ella furiosa me reclama y me recuerda que estoy comprometida.

— ¡ESTOY DECEPCIONADA DE TI, CADENZA! ¡JAMÁS VOY A ACEPTAR A ESE MAL HOMBRE--¡UGH!!

Mi abuela casi cae al suelo del disgusto pero logro alcanzarla.

Algo dentro de mí se quiebra, fue un mal hombre el que acabó con la vida de mi madre y también le dejó un dolor incurable a mi abuela con su pérdida.  

—Señor Eardwulf, gracias por todo. Creo que será mejor que no volvamos a vernos jamás—

— ¡Cady, no puedes dejar que te manipule esa---!

—¡Por favor vete! —Digo tomando a mi abuela.

 — ¡Cady! —Me dice como una súplica que intento ignorar—Si necesitas hablar con alguien…

No alcanzo a escuchar sus últimas palabras, El señor Collins llega con su automóvil y abre la puerta trasera para que suba mi abuela.  Una vez dentro, poco antes de cerrar la puerta, veo discretamente por última vez al señor Eardwulf sin dejar de apretar con fuerza la orilla de mi falda.  

Maika Maese

El apego hacia su abuela se ha vuelto una niebla que impide a Cady avanzar y ver las señales claras de peligro. Faltan tres capítulos para el final del Acto 1

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