Alice suspiró pesadamente, el aire frío de la noche instalándose en sus pulmones. Miró el largo pasillo frente a ella, una sensación de aprensión subiendo por su pecho.
Sus pasos resonaban por el pasillo vacío, y sentía su corazón latiendo cada vez más fuerte.
Habían pasado tres días desde la batalla por el castillo, y la tensión aún flotaba en el aire. Asher creía que el Alfa cumpliría el acuerdo que hicieron; después de la batalla, se le había enviado un mensaje. Mantenerse alejado hasta que la luna llena terminara.
Natanael Turner había aceptado; si se oponía a esto, según las propias palabras de la loba, mataría a James y luego a su otro hijo, el bebé Noah.
Su corazón dolió nuevamente, y llevó su mano al pecho.
¿En quién se había convertido? ¿Amenazando a bebés y al macho que amaba?
Cerró los ojos, y la imagen de sí misma sosteniendo el cuchillo sobre la garganta de James inundó su mente.
Alice sabía que seguramente él la odiaba ahora, aun así, necesitaba verlo.
Continuó caminando