Capítulo 4.3: Sentimientos ocultos.
Ante la actitud de la joven, Egan y Chloe intercambiaron miradas preocupadas, sin embargo, ninguno insistió, sabían que, si algo se le metía en la cabeza a Elizabeth, nada la haría cambiar de opinión. Así que, sin decir nada más, ambos, optaron por lavarse las manos y centrarse en el pequeño concierto.
― ¿Por qué no vas? ―le preguntó Giovanni a Dante, quien observaba al dúo desde la puerta de la habitación de juegos
―Porque, en estos momentos, no es el pianista el que me preocupa ―respondió él con la mirada clavada en alguien que se había acercado a su compañera
― ¿Por qué no? ―le preguntó Giovanni antes de golpear la bola blanca, la cual, falló por poco su objetivo ― ¿Acaso hay alguien más peligroso que su ídolo? ―bromeó el joven
―Bruno parece estar centrado en lo que hace, así que apenas y levanta la cabeza para ver a Anna ―le informó Félix, quien justo volvía con tres botellas de cerveza ―El problema, es aquel lobito que le dijo abiertamente que le gustaba su compañera ―
―Ah, ya ve