Al dia siguiente, Verónica hizo una cruz en el calendario, faltaba menos para que el contrato terminase, lo que le provocó un largo suspiro. Como casi todos los dias, el desayuno estaba listo y no habia rastro alguno de Alexander.
Verónica apenas provó aquel desayuno y se fue. Hoy seria un día largo, con muchas citas y cirugías en la agenda, aunque aquel día ella no conduciría, si no que Levi King pasaría por ella. Verónica lo observó como un gesto de amistad, pero Levi quien por su posición sabía que su matrimonio era un contrato, lo que es aún mejor sabía que en cualquier momento terminaría, no dejaría de aprovechar cada oportunidad. — Buenos días, Verónica —Levi habló con la típica sonrisa que lo caracterizaba. — Buenos dias. ¿Te hice esperar? Verónica quedó pasmada al ver tan temprano una sonrisa así de amable. Al contrario de las frías miradas que su esposo solía dedicar. — Para nada, acabo de llegar. Mientras conducía y hablaban, Levi miraba de reojo a Verónica. Una cosa es ver una mujer atractiva como ella, pero cualquiera que la viera hablando de su trabajo y como lo desarrolla, quedaría obsesianado con ella. — El día de hoy estará pesado —dijo Verónica mientras bajaba del auto, cuando ya había estacionado— ¿El primer paciente es el niño? Levi asintió— Lo siento mucho, pero esa cirugía urge demasiado, no podíamos hacerlo esperar mas tiempo, Verónica. Te asistiré para ayudarte, es mi deber. Las personas que miraban aquella escena de ellos dos hablando, comenzaron a sacar sus conclusiones. En el mundo empresarial y de grandes magnates, se sabía quien era la esposa de Alexander Dixon, pero en el mundo de personales "normales" no tenían idea alguna de que aquella mujer estaba casada. "El doctor King y la doctora Cox, podrían hacer buena pareja" "Ellos han sido amigos desde hace años" "Se nota la química " Los murmullos se hicieron mas grandes conforme las personas notaban a esos jóvenes doctores entrar al hospital King. — De verdad no tienes que hacerlo, eres el director, estás mas ocupado que todos nosotros —insistió Verónica — Es mi deber, antes de ser director fuí un simple doctor, déjame ayudarte —Levi tomó su mano con cariño— Déjame ayudarte. Verónica no supo como eludir, así que terminó aceptando. Bajó su mano, alejándola de él. — Gracias, Levi, siempre eres tan amable. Cinco horas después, dos autos lujosos llamaron la atención de las personas. De esos autos bajó Alexander Dixon y Ana Bell, para comenzar su inspección. — De verdad, te encantará, los hospitales King han iniciado un gran contrato con nosotros, esto podría beneficiarte si aceptas —habla Ana caminando con elegancia. — Veamos como está esto —respondió secamente Alexander. Alexander escaneó el primer piso del hospital en busca de su esposa, así que no pudo evitar el acercamiento de Ana. Ella no dudó en tomarse su mano y pegar su cuerpo al de él. Alexander se quedó congelado unos segundos cuándo escuchó; — ¡Por aquí, doctora Cox! ¡Es una emergencia! Alexander levantó la vista por el pasillo y la vió. Verónica corrió de lado contrario, con una mirada serena, sin pánico, lo contrario a los enfermeros que habían salido a pedir ayuda. Verónica corrió sin darse cuenta de las personas que estaban allí. Debido a que el paciente era Antoni Hernandez, el pequeño niño de la segunda donación, al cual habia operado hacía unas dos horas atrás. — Estado —habló Verónica al entrar — Fiebre y arritmia —respondió de inmediato una enfermera. Verónica estaba revisando los latidos cuando sangre comenzó a salir de la boca del pequeño. Verónica no dudó, lo tomó y lo acostó de lado. Mucha sangre estaba manchando su bata blanca. — Preparen el quirófano —ordenó Verónica aún manteniéndose con serenidad— Cirugía por posible tumefacción. Verónica tomó la camilla justo cuando Levi King entró a la sala, observándola a ella. No preguntó nada, ayudando a Verónica a sacar la camilla de la habitación y saliendo al pasillo. — Doctora Cox, por favor déjeme relevarla. Ha estado en el quirófano toda la mañana, no ha comido, esto no es humano. Verónica no la vió, en cambió su mirada se dirigió a Alexander y Ana. Ana estaba sujeta de Alexander como si ella fuera su esposa, pero lo que le dolió a Verónica fue ver que Alexander no la alejó. Un sentimiento que Verónica había sentido pocas veces en la vida. Alexander vestido en un lujoso traje negro y Ana luciendo un vestido azul elegante. La garganta le ardió con las palabras que le querían salir. "Es falso. Este matrimonio es falso" - se repitió para volver a tener la compostura, respiró profundamente, quizá lo hizo hasta dos veces. — Verónica —le habló Levi— Es urgente. ¿Puedes llevar a cabo esta cirugía o no? Levi fue el único en notar el cambio en el semblante de Verónica. Jamás pensó que vería a Verónica perder la concentración, mucho menos por un esposo falso y su posible amante. — Al quirófano —dijo Verónica volviendo en si. Con sus latidos bombeando, con las piernas temblorosas y con un mal sabor de boca por ver a Alexander con Ana, corrió pasando por su lado e ignorandolo. Alexander seguía pasmado por ver de primera mano aquella situación. Había notado el cansancio de su esposa por el sonido de sus pasos, después verla salir con tanta sangre en su ropa y todavía correr, había visto algo que jamás pensó ver. A Alexander le pareció demasiado increíble como su esposa se desarrollaba en el trabajo, cuando todos los demás estaban en pánico, ella no. Esa situación hizo que en sus pensamientos regresara la terrible muerte de su madre. Si tan solo una doctora tan entregada como su esposa, hubiera atendido a su madre, ella podría seguir viva. — ¿Estás bien, Alexander? La voz de Ana lo hizo volver a la realidad, notando hasta ahora como Ana lo sujetaba. Alexander retiró su mano con hastío. — No te me acerques así, Ana. Esto es trabajo, solo eso. A Ana le sorprendió aquella respuesta, pero asintió; — Lo siento, Alexander. Solo me he asustado por los gritos —mintió poniendo su mejor cara triste— De verdad, ahora vamos a la oficina del director King para que hablemos. Ana caminó dejando atrás a Alexander. Para después sonreír, ella había visto como la doctora Cox los miraba. Su objetivo de venir se habia cumplido. Alexander fue detrás, deteniéndose en la habitación de donde había salido Verónica. Observó la sangre en el suelo, después recordó al hombre que habia entrado después de ella. ¿Quién es? ¿Por qué parecen tan sincronizados? - se preguntaba Alexander.