45. EL ACOSADOR SE ACERCA. PELIGRO.
Había pocos días donde Verónica acompañaba a Alexander a su oficina, donde ella tenía ya una oficina para trabajar desde allí. Al final del pasillo, en el mismo piso que su esposo.
Alexander se había tomado la seguridad de su esposa muy en serio después del atentado que sufrió. De hecho, sin avisarle a Verónica, había investigado si había relación con el asalto que sufrió saliendo del hospital King hace unos meses.
— ¿Cómo te sientes hoy? Después de la comida llegaré, para que cenemos juntas —dice Verónica por el altavoz de su teléfono a Helena.
— Sería genial, Sonia me ha avisado que dormirá conmigo hoy —respondió Helena, a quien se le notaba la alegría de no estar sola.
— Es estupendo, todo ha estado bien hoy?
— Si, todo bien.
Verónica entendía que aquello fuese una total mentira. Helena Sanders había dejado en claro que aunque no entendía la razón, amaba a su despiadado esposo. Por mucho que debería odiarlo, ella lo amaba.
Una parte de ella, una muy grande, dese