40. EL TIEMPO NO CURA LAS CICATRICES PROFUNDAS.
Alessio entró a la oficina del investigador privado. Había pasado cuatro meses desde la desaparición de su esposa. Cada día, apartaba dos horas del día para buscarla. Alessio conocía a Helena de toda la vida, sabía que no tenía amigas porque trabajaba, había ido a buscar al abogado ya varias veces, pero siempre lo sacaba la seguridad del lugar.
— Señor Bennet, hemos estado vigilando las entradas del abogado que lleva el caso —informa el hombre— Su esposa no ha aparecido en dos meses que llevamos vigilando su entrada.
— ¡Es imposible!
— No sabemos como es, pero Helena jamás ha ido a su despacho.
Alessio tenía ganas de tirar todo lo que había sobre el escritorio. Era imposible que tras cuatro meses buscando a su esposa, no había ningún resultado.
— ¿Lo han seguido hasta su casa? —preguntó Alessio perdiendo la cordura— Ella debe estar allí.
— Si, no vive con nadie, señor. Hemos mantenido vigilancia en la casa por veinte días, señor Bennet. Su esposa no se encuentra con