11. EL MALVADO PLAN DE ANA BELL
Ana caminó a la entrada de los grandes edificios del grupo Dixon. Posó ante una cámara escondida, tomándose el tiempo para entrar.
Hace un año, cuando tomó la decisión de irse, lo hizo por sus propios sueños, lo hizo por ella misma, lo hizo porque tenía miedo de que Alexander descubriera la verdad tras la muerte de su madre.
Lo supo antes por la llamada del cirujano que habia hecho la operación a la madre de Alexander. Los aparatos médicos que había vendido por debajo de la vista de todos, a algunos doctores, eran mediocres. Ninguno servía y presentaban defectos de fábricas.
— Señorita Bell. El señor Dixon no ha llegado el día de hoy. ¿Le aviso a su asistente de su llegada?
— No es necesario, he venido por algo que olvidé —Ana sonríe fingiendo amabilidad— Saldré de inmediato, Alexander me ha dicho donde me lo ha dejado.
La recepcionista, sabe de sobra quién es ella. Asi que no le puede negar la entrada.
— No se preocupe, señorita Bell. Adelante.
Ana caminó como si