La memoria que no quiso morir.
Derek miró a Zhana con desesperación, pero ella alzó ambas manos como si fuera una víctima inocente en medio de un apocalipsis.
—¡No me metas en tu desastre! Ni lo sueñes —dijo con firmeza, y luego agregó con una mueca sarcástica—: Te lo advertí desde el principio, Derek. Si Scarlet se entera de que yo sabía algo y no se lo dije... estaré muerta, y no precisamente en sentido figurado. Scarlet será una soñadora ilusa, incluso algo inmadura, pero cuando siente que le mienten… ¡zas! Se encierra, se apaga, y no hay poder humano ni sobrenatural que la haga escuchar razones.
—Pero, Zhana… —intentó decir Derek, desesperado.
Ella le dio una palmadita en el hombro con sorna.
—Pero nada, señor hombre-bestia todopoderoso. Te metiste solito en esta cueva de fieras, ahora araña como puedas para salir. Yo te brindaré apoyo… moral, eso sí… desde la distancia, bien segura y lejos de su furia. —Y con una risa burlona, agitó la mano como quien se despide del condenado a muerte—. ¡Buena suerte, que la n