—¡¿Qué le has hecho?! —había exclamado Derek, presionando al brujo contra la pared con tanta fuerza que hasta las piedras se estremecieron.

Atónito, y sin entender, el brujo abrió la boca para responder, pero Derek no esperó la respuesta del rey brujo, sino que de inmediato abrió la conexión mental con Reiden, quien ya había recuperado a su lobo.

#Reiden. Tráeme a los sanadores. Ya. Todos los que tengas#, ordenó con mandato de supremo. Y la orden resonó con fuerza a través de la comunicación mental.

Poco después, Reiden apareció acompañado de varios soldados que rodearon al rey brujo.

Éste, sin embargo, no movió un dedo. Solo alzó una ceja con aire divertido, como si todo aquello fuera una broma de mal gusto.

—Lobo, ¿cómo piensas que pude dañar a tu luna? Únicamente infundí un poco de magia en ella para reconocer su poder— replicó el brujo ofendido.

—Piensas que me comeré tu ridícula explicación, brujo desgraciado—bramó Derek.

—Será mejor que pienses con la mente fría, porque si n