Desnuda ante el Alfa.
Scarlet, desesperada, forcejeaba con la bata, tratando de arrancársela. El líquido ya había consumido parte del pantalón y le estaba quemando la piel.
Leo estaba paralizado.
—Scarlet… Claudia… ¡No sé qué hacer!
Y entonces, de la nada, Derek cruzó la puerta.
Entró como un vendaval. No preguntó nada. Solo la cargó en brazos con fuerza.
—¡Permiso! —rugió, saliendo con ella en brazos, empujando a todos mientras ellos lo miraban boquiabiertos.
Scarlet no sabía si el dolor le estaba jugando una mala pasada o si realmente acababa de vivir un episodio digno de película de acción sobrenatural. Porque la manera en que Derek llegó a su lado, la tomó entre sus brazos y la llevó directo al baño privado del CEO… no era humana. Fue tan rápido, tan fluido, tan absolutamente instintivo que no podía estar segura de si él había abierto la puerta o simplemente la había atravesado con su aura.
Ahora estaba dentro de una ducha elegante, mínima pero lujosa, con paredes de mármol y vapor aromático flotando e