Alba y Marco se conocieron cuando tenían doce años, compartieron su infancia y se volvieron muy unidos con el tiempo, sin embargo la madre de Alba consigue un trabajo en otro lugar y tienen que irse del barrio, los niños perdieron todo contacto. Ocho años más tarde el destino los reencontró y lo que parecía ser una hermosa amistad se ha convertido en un amor apasionado e intenso. Yendo en contra de sus familias, ambos deciden luchar por su amor. Tendrán que huir de casa y buscar un mejor futuro. Aventurándose hacia un destino incierto y peligroso, defendiendo siempre su gran amor. Sin imaginar lo que el futuro cruel traería para ellos.
Ler maisAlba era una niña muy tranquila y silenciosa, vivía en un barrio pacífico con sus padres, Ramiro y Perla. Había vivido en la misma casa desde que nació. Cuando Perla quedó embarazada, Ramiro se encontraba terminando su carrera de medicina, el embarazo coincidió con su graduación, por lo que recibieron a Alba en medio de la celebración de la graduación de su padre. Perla dejó sus estudios en idiomas, y cinco años después del nacimiento de su hija los retomo, sin embargo, ese regreso a la universidad fue muy difícil para ella. A veces Perla se arrepentía de haber tenido a Alba, lo pensaba con culpa, se sentía avergonzada con ella misma por tener pensamientos así, porque amaba a su hija, pero la realidad es que ella siempre soñó con viajar por el mundo y nunca se había proyectado como una mujer casada y con una hija y nada resultó como ella esperaba. Aunque no era infeliz, ni le iba mal en su vida de madre y esposa, muchas veces su mente divagaba en las cosas que hubiera hecho si nunca se hubiera unido con Ramiro y no hubiera nacido Alba. A veces se veía a si misma en una cafetería en Italia, sin ninguna preocupación, sin nada en que pensar más que en ella misma. A pesar de que cada día dejaba un momento a su mente volar, casi de inmediato intentaba regresar a la realidad.
El matrimonio de Perla y Ramiro fue bastante planificado, tenían una relación de tres años cuando decidieron casarse y cuatro meses antes de la boda Alba se enteró de su embarazo. La boda fue adelantada e hicieron todo para que sea en el menor tiempo posible. Fue una fiesta memorable ya que los padres de ambos invirtieron mucho de su dinero para la celebración. La vida que llevaron desde entonces fue bastante tranquila, incluso después del nacimiento de Alba, ya que era una niña muy tranquila, lo fue desde que nació, lloraba poco, parecía entender todo con claridad y fue siempre muy educada. Nunca les causo problemas a sus padres en ningún sentido. Ellos decidieron no tener más hijos ya que ambos eran personas muy ocupadas. Ramiro trabaja en el hospital de niños más famoso de la ciudad, mientras que Perla se esforzaba mucho por graduarse de la universidad, apenas pudo graduarse comenzó a dar clases de inglés en una universidad de su ciudad y el tiempo que le dedicaban a Alba era muy poco. Alba vivió la mayor parte de su infancia con su niñera. Una mujer adulta, de unos cincuenta años, bastante robusta, de piel morena, Alicia. Ella fue contratada para el cuidado de Alba desde que la niña tenía cinco años y desde entonces estuvo junto a ella hasta que cumplió los diez y seis años. Que fue cuando Alicia se jubiló.
El cariño que tenía Alba por su niñera era muy profundo y sincero. Incluso, a veces, la niña pensaba que ese amor que sentía era mas grande que el que sentía hacia sus padres, pero nunca lo dijo, sentía que era una niña mala, por sentir eso. Ramiro y Perla intentaban cubrir su ausencia en la vida de su hija con regalos caros y cursos de diferentes cosas, aunque a Alba le costaba mucho adaptarse a los cursos y sentir un gusto real hacia alguna de las actividades que realizaba, había probado con danza, atletismo, ajedrez y origami, ninguno le gustó y terminó dejando los cursos en menos de un mes. Cuando cumplió doce años, su madre la inscribió en un taller de pintura, y fue la primera vez que Alba sentía un verdadero gusto y pasión por una actividad. Le fascinaba poder pintar con distintos materiales y plasmar todo lo que venía a su mente, su maestra sorprendida de su habilidad, les menciono a los padres de Alba que la niña tenía un talento innato y les recomendó que la mantengan en el taller para que pueda seguir aprendiendo. Al ver la felicidad de Alba, sus padres la mantuvieron en el taller.
Las clases de pintura de Alba eran cerca de su casa, podía ir caminando sin problema y tardaba alrededor de quince minutos en llegar. Todos los días, a las tres de la tarde, Alicia la acompañaba hasta el lugar y luego la recogía a las cinco. Una tarde, bastante fría, Alicia dejó a la niña en el taller y se marchó a casa. Unos minutos después de haber llegado a casa, Alicia recibió una llamada, era su hermana.
— Alicia… — Dijo su hermana con la voz entrecortada y lejana.
— Hola, ¿estás bien? — Dijo Alicia con extrañeza, ya que su familia nunca la llamaba durante sus horas laborales.
— Ha ocurrido algo…necesito que vengas pronto — Dijo la mujer en el otro extremo de la línea con desesperación.
— No puedo ir ahora, estoy trabajando. ¿Qué ha ocurrido?
— Es Antonio… se mató— Un silencio largo y profundo invadió la comunicación — ¡Alicia, tu hijo se mató!
Alicia pensó que era una broma, no pensó que fuese en serio. No podía ser posible que, su pequeño, su niño, Toñito, su hijo de quince años se haya quitado la vida. Alicia cerró la llamada sin decir nada, se quedó en completo silencio, comenzó a escuchar en su cabeza la voz de su hijo y recordó con claridad todas aquellas veces que él le dijo: “Mamá, no sirvo para nada”, “mamá, me quiero morir”, “Mamá, es muy difícil estar vivo”. Alicia escucho aquella dulce voz retumbando en su cabeza y de inmediato, salió de la casa de Alba, tomo un autobús y fue hacia su hogar. No pensaba en nada y su cuerpo casi parecía actuar de manera automática. Alicia se fue y nadie fue a recoger a Alba aquella tarde.
Alba espero a Alicia por largos minutos afuera del taller. Pasado un rato, la niña decidió irse a casa, tenía miedo y bastantes nervios ya que nunca había regresado sola, al menos su casa era bastante cerca y conocía perfectamente el camino. Comenzó a caminar, temerosa, ya que nunca había estado sola fuera de casa. Siempre estaba Alicia.
Caminó despacio, mirando a todas partes. Avanzó un par de cuadras y luego llego al parque, el parque que debía atravesar para poder llegar a casa. Era un parque pequeño y era el último tramo que le faltaba. Dentro del parque había algunos niños jugando, eso le dio algo de tranquilidad a Alba. Pasó cerca de los niños, parecían de la misma edad que ella, mientras pasaba por allí, uno de los niños se acercó a ella.
— Hola, ¿Cómo te llamas? — Dijo el niño espontáneamente. Alba se sintió algo nerviosa de aquel acercamiento tan repentino.
— Soy…Alba — Dijo nerviosa.
— Yo soy Marco. ¿Quieres quedarte a jugar?
Marco se mostró muy amable, parecía tener su misma edad, eso le dio confianza a Alba. Decidió quedarse un momento en el parque y acercarse a jugar con Marco y los otros niños. Los niños estaban jugando con pistolas de juguete, corrían y reían mucho. Alba, muy pocas veces había jugado de esa manera, aunque fue raro para ella, se logró integrar, fue una tarde muy alegre y emocionante. Ya casi comenzaba a anochecer, eso puso nerviosa a Alba, dejó de jugar abruptamente y comenzó a alejarse mientras decía, “Debo irme, adiós a todos”. Marco dejó a sus amigos y corrió tras Alba.
— ¿Por qué te vas? — Le dijo mientras trataba de alcanzarla.
— Ya es tarde, debo volver a casa — Dijo apresurada.
— Te acompaño, vives cerca, te he visto.
Marco y Alba fueron juntos hasta la casa de la niña. Alba le agradeció y para despedirse se chocaron las manos. Alba se sentía muy contenta, estaba alegre y tranquila, Marco le agradó mucho, tenía un nuevo amigo y eso la emocionaba. Marco se alejo y Alba vio como entraba en una casa cercana a la suya, a unos metros de distancia.
Después de que Marco entro a su casa, Alba golpeó la puerta y nadie abrió. No sabía lo que ocurría, gritó varias veces el nombre de Alicia y nadie respondió. Ella se sintió muy asustada, no sabía que hacer, se sentó en la entrada a su casa y lloró, tenía miedo y se sentía confundida. Una hora más tarde, llegó Perla. Ella se llevó una sorpresa al ver a su hija en la entrada de la casa llorando con desesperación. La abrazó y le preguntó que había ocurrido.
— No lo sé mamá, Alicia se fue.
— ¿A dónde?
— No lo sé, no la he visto desde que me dejó en el taller.
Ambas entraron a la casa, confundidas y asustadas, se abrazaron un momento. Perla llamó al teléfono de Alicia, pero ella no contestó. Perla se sentía un tanto molesta, no sabía que pudo haber pasado para que Alicia dejara a su hija pequeña de esa manera, pensó en todo lo que pudo haberle pasado mientras estaba sola regresando a casa, se sintió perturbada por sus pensamientos. Llamó a Ramiro a contarle lo sucedido, él, aunque sorprendido tampoco pudo prestar mucha atención debido a lo ocupado que estaba en el hospital, hablaron un par de segundos y luego Ramiro tuvo que cortar la llamada con urgencia porque tenía varios pacientes por atender. Aquella noche, no supieron nada de Alicia, durmieron juntas ya que Ramiro trabajaba toda la noche. Se abrazaron y durmieron temerosas y llenas de incertidumbre, Alba aún estaba algo nerviosa, pero se sentía reconfortada de dormir junto a su madre, algo que no hacía con frecuencia pero que le daba mucha paz.
Había pasado ya un mes desde que los muchachos se fueron de casa y nadie había llegado a buscarlos, la mujer de la casa no parecía haber notado que se los estaba buscando, se sentían bastante tranquilos, pero no tenían ningún plan para después. No podían quedarse allí tanto tiempo, sus vidas estaban algo estancadas, sin comunicación con el mundo, sin trabajo, sin un plan verdadero.La vida se había vuelto bastante monótona y quieta. Aunque el lugar era maravilloso, veían todo tipo de animales y plantas, flores y demás. Era encantador, pero sus vidas no avanzaban a ningún lado. Era una situación desesperante para ambos, aunque hasta ese momento no lo habían hablado.Cierto día, Alba, con algo de temor y dudas se acercó a Marco con una noticia.Cariño... — Dijo dudosa, Marco, quien estaba lavando los platos de la merienda la regreso a ver con atención — Debo decirte algo.¿Qué ocurre? — Dijo con preocupación.Seré directa, estoy embarazada — Él se quedó en silencio unos segundos.¿Estás
Alba temblaba de rabia mientras sostenía el teléfono y esperaba a que Marco atendiera. Él contestó finalmente con un tono bastante alegre.Hola, hermosa Alba, que bueno que me llamas — dijo con entusiasmo.Hola Marco… — Dijo ella con un tono de voz bastante apagado.¿Qué ha pasado? Suenas triste.Si, es solo que… bueno ahora debes recordar que mis padres no estaban tan felices con nuestra relación.Si, lo tengo claro. Pero nunca le dimos mayor importancia a eso.Lo sé, es solo que ahora ellos están más molestos que nunca, no puedo entender sus motivos y quieren que me aleje de ti.No puede ser, pero nosotros somos adultos, no pueden impedirte eso.Eso es lo que más me molesta de todo. No soy una niña y ellos actúan como si lo fuera.¿Estás segura de que hablan en serio?Si, muy en serio. Solo estoy demasiado cansada de la situación con ellos, no lo aguanto más. Me siento ahogada.Lo sé, cariño, pero un tiempo más podremos irnos a vivir juntos.Quiero hacerlo ahora.¿Qué?Vámonos Marco
Alba y sus padres no habían cruzado palabra en un par de días. Pero ella no le dio mayor importancia porque sabía que lo que ella pedía era justo y que sus sentimientos servían. No estaba arrepentida de nada de lo que había dicho, su corazón estaba tranquilo.Esos días, Alba había estado mucho tiempo con Marco, intentando que él recupere algún recuerdo. En el tercer día en que habían estado juntos, por fin ocurrió algo.Mira esto — Le dijo Alba mientras le mostraba una fotografía de ambos en un parque de diversiones. Ella no tenía mucha esperanza porque le había mostrado varias fotos y ninguna despertó un recuerdo en él.Si… ¡Si! ¡Si! Recuerdo esto, recuerdo ese día, contigo. Subimos a los carros chocones y al carrusel.¡Dios mío, si! — Dijo Alba con una emoción desbordante.Alba te recuerdo y veo ese día en mi memoria, también puedo ver más días junto a ti en mi mente, no puedo creerlo. Esto se siente muy extraño, es como si acabara de despertar de un extraño sueño — Marco se sentía
Después de varias horas de viaje finalmente Alba había llegado a casa, sus padres la estaban esperando en el aeropuerto y también sus amigas. Alba no había sentido una tranquilidad y alegría tan grande como aquel instante cuando tocó el suelo de su país. A pesar de lo complicadas que se habían puesto las cosas con sus padres ellos la recibieron con un abrazo fuerte y con mucho sentimiento, las lágrimas no faltaron. Fue un momento muy ameno para todos, el reencuentro tan esperado con Alba por fin se había dado. Ella llegó a las once la mañana, por lo que sus padres le habían preparado un almuerzo especial, con la comida que a ella tanto le gustaba.Fue un momento muy agradable, sin embargo, Marco no estuvo ahí, sus padres no lo habían invitado a pesar de que sabían lo importante que era para su hija poder verlo. Alba no podía esperar más, el almuerzo terminó a las tres de la tarde y fue el momento en que Alba salió de casa para ver a Marco. Sus padres estaban realmente enfadados con la
Los días seguían pasando y Alba no podía regresar a casa aún. Se comunicaba con sus padres a diario, quienes estaban realmente preocupados pero cada vez parecían perder más la esperanza de que su hija volviera pronto. A pesar de todo, nunca dejaron de culpar a Alba.Si no hubieras tomado una decisión tan impulsiva esto nunca hubiera pasado — Decía su madre.Es verdad, ahora estás pagando las consecuencias, nos desobedeciste — Decía su padre.Eso no es así, no es mi culpa que haya un virus que esté matando a la gente, eso era absolutamente impredecible — Decía Alba llena de frustración.Casi a diario ella llamaba a Marco, lo hacía solo cuando estaba Felipe ya que Marco aún no tenía su celular propio. Marco parecía recordar ciertas cosas muy leves, pero no podía recordar nada con claridad. Alba se sentía dispuesta a hacer todo lo posible por recuperar al antiguo Marco, no planeaba dejarlo. Ella también había estado buscando la forma de hacer justicia, estaba segura de que la persona que
Felipe fue esa tarde al hospital, Marco estaba despierto y pudo entrar a verlo. Se sorprendió mucho al encontrarlo con el rostro hinchado y lleno de moretones, le dolió verlo así, no pudo evitar derramar una lágrima por él.Hermano, ¿Pero que te han hecho? Dijo mientras se acercaba a Marco con preocupación.¿Hermano? — Dijo Marco confundido.Si, Marco, soy Felipe soy tu hermano mayor, sé que no me recuerdas, pero pronto lo harás.Si… quizás pudieras traerme unas fotografías… — Dijo Marco con dificultad aún adolorido.No tenemos muchas, pero te mostraré las que tengo en mi celular— Dijo Felipe mientras buscaba fotografías con su hermano. Encontró algunas, pero realmente no eran muchas. Hubo una que despertó un ligero recuerdo en Marco.Creo que recuerdo ese día, fuimos al parque, llevamos s tu perro, ¿verdad?¡SI! Lo recordaste, excelente. ¿Qué más recuerdas de ese día?No mucho, solo... creo que eso es todo.¿no recuerdas a Alba? Mírala está aquí con nosotros — Dijo mostrándole una fo
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