Aunque esa primera salida con Giselle no fue todo un éxito debido a que la mayor parte del tiempo se la pasó bastante seria, las que le siguieron comenzaron a mejorar nuestra relación de tal forma que estoy casi seguro de que ahora estamos tan bien como antes de la convención.
Incluso cuando paso por ella a su piso para salir juntos al final del día ya no me suelta la mano en cuanto nos quedamos solos.
—¿Y esas flores? —cuestiono a Giselle cuando la veo sostener el enorme ramo que le envié hoy por la tarde.
—Solo me las llevo por qué tengo demasiadas en la oficina y ya no caben —se defiende aun cuando sé que es mentira, este arreglo es de los más hermosos que le he enviado, por lo que es lógico que desee llevarlo a casa.
—Te ayudo.
—Yo puedo sola —rebate, subiendo al ascensor que ya espera por nosotros.
Dado que hoy le di el día a Kalet debemos de salir por el lobby para que alguien me entregue el auto y de camino algunas de las empleadas cuchichean y suspiran emocionadas al ver a Gis