No sólo era el día más feliz de mi vida, mi madre estaba tan entusiasmada, que parecía que era ella, la que sería presentada en sociedad, se pasó el día ordenando flores, disponiendo el banquete, la orquesta ya mí me pidió que descansara, para que estuviera radiante.
Yo no podía estar más feliz, esa noche, mi padre anunciaría ante todas las familias más importantes de la ciudad, mi compromiso matrimonial con Don Maximiliano de Castilla, quien era sin duda alguna, el soltero más codiciado, de la ciudad.
Las sirvientas daban vueltas, subían y bajaban ordenando todo, mi madre era capaz de volver loco a cualquiera cuando daba órdenes a diestra y siniestra. Yo desde mi habitación, escuchaba los gritos y las carreras de todos.
Mi madre, envió a María, para que me ayudara, ella me preparó la tina, con agua de romero y rosas para perfumar mi cuerpo, nunca me había gustado esa chica, había algo en ella que no me inspiraba confianza, pero justamente hoy, su actitud, era totalmente diferente con