—¡¿Pero qué barbaridad es esta, Suzy?! —rugió mi papá, dándose la vuelta tan rápido que casi se choca con la pared. Tapó los ojos de mamá con una mano como si eso fuera a disolver lo que acababan de ver.
—George, suéltame. Ya lo vi todo… y no estábamos preparados para tanto. —Mami susurró ese último como si Tenzin fuera una escultura viviente de algún proyecto.
Yo me levanté de un salto, o eso intenté. La blusita se me subió hasta el ombligo y mi dignidad quedó atrapada entre las costuras.
-¡PAPÁ! No es lo que parece. O mar… un poco sí. Pero no del todo. Solo nos tropezamos ¡Nos estamos cayendo!
Tenzin, a mi lado, se puso en pie como si fuera un alumno al que acaban de pescar copiando en un examen. Se acomodó los pantalones como pudo, el rostro rojo hasta las orejas, las manos temblorosas, la espalda recta como si esperara un castigo del cielo.
—Señor Lenox… yo respeto mucho a su hija. Fue un accidente. Ella tropezó… y yo… traté de sostenerla… y luego ella…
—¡No expliques más, por fav