Capítulo 32

Ya es de mañana, dormí como piedra. Me hacía falta, la verdad.

Anoche traté de hablar con Mauricio pero no lo logré. Me contestó la recepcionista, me dijo que mi marido estaba con los agricultores arreglando lo de la siembra especial para los restaurantes pero que le pasaba mi recado.

Decidí mandarle un mensaje diciendo que estaba en casa, y ya. Fue todo. Supongo que ha de seguir molesto, y yo un poco también. Decido terminar con mi mal humor, y darle al trabajo que tengo mucho pendiente.

Salgo de la cama y prendo la televisión, las noticias para saber si había novedades. Me doy un baño rápido, ya son las siete de la mañana cuando termino. Quiero prepararme algo de desayunar y un snack, por si me vuelvo a quedar atorada en la oficina.

Termino de vestirme cuando alguien toca el timbre de la casa. Me asomo y veo a Armando vestido casualmente, ¿qué habrá pasado?

-Hola Armando, buenos días, pasa por favor –le digo sin mediar más palabra. No me gusta quedarme en el umbral haciendo esperar
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