Regresamos rápido al hospital, el comandante guardó tres rebanadas y lleva otras tres de contrabando. Me imagino que es para los tres que nos esperan en el cuarto.
Entramos y los vemos rodeando a Armando, quien aún se ve dormido, igual que cuando me fui.
-Buenas noches señoritas, agente Muñoz... ¿Cómo sigue el paciente? –pregunta en voz cordial el jefe.
-Hola, buenas noches. –Saluda Miriam mientras se levanta de la silla- Sigue igual, aún no ha despertado. Pero el médico nos informó que el pulmón colapsado ya está abierto y recuperando poco a poco su movimiento. No debe tardar en despertar.
-Seguramente fueron los corticoides, son fuertes y provocan mucha somnolencia. Además ese hombre no duerme, vean las ojeras –menciona Mara quien sigue vestida de azul.
-Mara, él es nuestro jefe, el comandante Darío Faros. Comandante, ella es Mara... –hago consciencia que no sé su apellido.
Se ríe Mara un poco apenada.
-Mara Escalante, amiga de la familia de Armando desde hace años y enfermera d