-Hola Armandito, buenas tardes... No pensaba verte hasta el día de tu funeral –se burla abiertamente Mauricio. Me tiene tan cerca que puedo sentir su aliento en mi oído, si hubieran sido otros tiempos pasados no me daría tanto asco como el que me evoca hoy.
-Suéltala, cabrón miserable... Deja a Carolina en paz... –le dice siseando entre los dientes, se nota su ira presente en sus ojos mientras empuña su arma directamente a él.
-Uy, creo que alguien está enojado porque tengo a su puta entre mis manos... Si supieras cuántas veces estuvo igual retorciéndose de placer conmigo... –lo dice mientras pega sus labios en mi cuello. Trato de no pensar en lo desagradable que me resulta.
-Armando, por favor, no lo escuches... –le suplico a Armando, siento terror por la posibilidad de un tiro.
Armando me ve con atención y corta el cartucho de su arma, Gerardo hace lo mismo para respaldarlo, pero le cuesta trabajo el movimiento. A pesar de no traer el cabestrillo puesto, noto su incomodidad respect