Ava tenía tanta desesperación de que Daniel llamara a doña Daniela, que cuando él marcó y puso la llamada en altavoz, ella quiso salir corriendo de allí; también sintió muchas ganas de arrebatarle el celular a él y lanzarlo por la ventana, pero sabía que no podría ser capaz de hacer tal cosa, así que solo llevó su mano a la boca para apaciguar lo que sentía. Daniel tomó la mano de ella, porque sintió las intenciones de ella de salir del lugar, eso solo le dio valor a Ava para hablar.
—Daniel, ¿qué estamos haciendo? —susurró Ava, nerviosa—. Esto no es una buena idea, te lo digo.
Daniel volteó a ver a los ojos a su prometida hacia arriba y apretó su mano con suavidad para que se calmara.
—Tranquila, por favor, necesito aclararle un par de cosas a mi madre. Ya es demasiado, no puedo seguir permitiendo estas cosas.
Ava tragó saliva y las lágrimas se agolparon en sus ojos.
—Pero… ¿y si solo empeora todo? —respondió con la voz entrecortada.
—Pues entonces, al menos sabremos cómo proced