Daniel Busch, un exitoso hombre de negocios, tiene una importante reunión con su antigua amante y rival de negocios en el restaurante donde trabaja la jovencita. A pesar de ya no querer saber nada del amor, Daniel queda cautivado por la belleza y encantos de Ava. Daniel le propone un acuerdo conveniente: él la ayudará a pagar las deudas a cambio de que ella se haga pasar por su prometida durante un mes y luego a casarse, para satisfacer a su exigente y adinerada familia. Ava acepta el trato, pero pronto se da cuenta de que la farsa se está convirtiendo en algo real. Daniel, por su parte, se da cuenta de que está enamorado de Ava y hará todo lo posible por hacer que su relación sea auténtica. Ahora, Daniel y Ava tendrán que enfrentar juntos las consecuencias de sus decisiones y luchar por el amor que han encontrado en el camino
Ler maisDaniel Busch consultó su reloj por tercera vez, la ansiedad y la anticipación lo carcomían. Estaba a punto de reunirse con su antigua rival comercial y para colmo su ex amante, Karen Hastings; ella lo citó para una reunión importante.
La última vez que hablaron fue en una conferencia en Nueva York y no terminó bien. Ahora, se reunían en un elegante restaurante en el corazón de la ciudad de Barcelona, y él no estaba deseando que llegara, sabía que ella traía algo entre manos.Al entrar al restaurante, lo recibió el aroma de una comida deliciosa, el tintineo de vasos y el sonido de una hermosa melodía de piano de fondo. La anfitriona lo dirigió a una mesa cerca de la ventana, desde donde podía ver la bulliciosa calle afuera. Daniel se sentó y esperó a Karen Hastings, su mente rebosante de pensamientos del pasado y del presente.De repente, notó que una mujer joven se acercaba a su mesa. Era menuda y hermosa, con cabello largo y rizado y una cálida sonrisa.—Buenas noches, señor. Mi nombre es Ava López y seré su servidora esta noche. ¿Puedo empezar con algo de beber? —ella preguntó.Daniel quedó momentáneamente desconcertado por su belleza, pero rápidamente se compuso.—Uh, sí, por favor. Una copa de vino tinto —respondió, tratando de mantener la calma.La chica asintió y anotó su pedido, pero cuando se dio la vuelta para irse, Daniel notó sus manos temblorosas y un dejo de desesperación en sus ojos. No pudo evitar sentir una punzada de simpatía que rayaba en la atracción por ella.Mientras esperaba su bebida, notó que Karen entraba al restaurante, ataviada con un impresionante vestido negro y tacones que acentuaban sus curvas. Observó mientras ella se acercaba a su mesa, sus ojos encontrándose con los suyos.—Dani, es bueno verte de nuevo —dijo con voz sensual, tomando asiento frente a él.—Karen —respondió, su voz carente de entusiasmo—. Vamos directamente al grano, ¿de acuerdo?—Pero qué brusco... Pensé que te daría algo de gusto verme, aunque sea por los viejos tiempos —dijo con su voz sensual.Daniel elevó una ceja, no queriendo recordar aquellos tiempos.—¿Qué te parece si hablamos de negocios? —sugirió y Karen reía de modo descarado.Mientras profundizaban en los detalles de su encuentro, Daniel se distrajo con la presencia de Ava.No podía evitar mirarla de vez en cuando, intrigado por su belleza y curioso por su historia.La notó luchando con un grupo de clientes rebeldes en una mesa cercana, y no pudo evitar sentirse protector con ella.En medio de su discusión, Karen se inclinó más cerca, sus labios casi tocando la oreja de Daniel.—Sé que todavía sientes algo por mí, Daniel. Olvidémonos de los negocios por un momento y revivamos lo que alguna vez tuvimos —susurró seductoramente.Él, por inercia retrocedió ante sus palabras, sintiendo una mezcla de ira y repugnancia, ella había prometido otro tipo de plática y más sabiendo el embrollo financiero en el que estaba.—Karen, estamos aquí para hablar de negocios. Nada más, nada menos. Nunca vuelvas a mencionar eso. Te lo advertí antes de acordar la cita —respondió con severidad y ella esbozó un puchero rebelde.—Bien... Entonces queda claro que no quieres hacer tratos conmigo. Ojalá que tu empresa se hunda ya, sabes que no te queda bien andar con rebeldías. Que disfrutes tu bancarrota —espetó, levantándose bruscamente—. Buenas noches.Cuando la reunión llegó a su fin, Daniel notó que Ava luchaba con una bandeja llena de platos, tratando de abrirse camino a través del restaurante lleno de gente. Se levantó de su asiento y se acercó a la joven que le había robado la atención.—Déjame ayudarte con eso —se ofreció, tomando la bandeja de sus manos.Ava sonrió agradecida y Daniel no pudo evitar sentir una sensación de calidez y felicidad en su sonrisa. Pero no... Creía haberse deshecho de aquellas cursilerías de cupido, esto no podía estarle pasando otra vez, una parte de él no se lo perdonaría, pero en definitiva, vaya que se dejó llevar por lo que esa joven provocaba en él.Daniel decidió esperar a que aquella chica terminara su jornada y para mientras pidió un entremés más, no podía quitar sus ojos de encima de Ava, mientras ella servía a los clientes en el restaurante.Cada vez que ella se acercaba a su mesa, su corazón latía más rápido y su mente se quedó en blanco.Finalmente, llegó el momento de que Ava se acercara a su mesa para entregarle la cuenta.Daniel aprovechó la oportunidad para preguntarle acerca de ella.—¿Y tú? ¿Trabajas aquí a tiempo completo? —preguntó Daniel con una sonrisa de oreja a oreja.Ava se sonrojó al escuchar la pregunta, sorprendida de que un hombre tan importante se interesara en ella.Su porte lo decía todo; él se veía que era un hombre de influencia y poder.—Sí, lo hago. Es un trabajo difícil, pero alguien tiene que hacerlo —respondió con una sonrisa tímida.—Lo haces muy bien —respondió Daniel con una sonrisa seductora—. Sé que suena loco y precipitado, pero... ¿Podrías darme tu número de teléfono? Me gustaría volver a verte pronto y charlar más contigo. Me has dejado sorprendido con tu trato.Ava se quedó sin palabras. ¿Estaba realmente sucediendo esto? ¿Un hombre como él estaba interesado en ella?Algo la llamó a negarse rotundamente. Sin embargo, por alguna razón no quería desilusionar a Daniel y le dio su número de teléfono con una sonrisa tímida.—Gracias. Espero que me llames pronto, estaré gustosa de charlar un poco —dijo Ava antes de retirarse con su corazón latiendo más rápido que nunca.Daniel se quedó allí por un momento, pasando su mano por su lacio cabello azabache y sintiéndose emocionado por primera vez en mucho tiempo.Había algo en Ava que lo atraía de manera poderosa. Él sabía que deseaba, no... tenía que verla de nuevo a como diera lugar.Mientras Ava camina por la calle, su mente se llena de preguntas y dudas. ¿Por qué alguien como Daniel estaría interesado en ella? ¿Qué es lo que realmente quería de ella?La tarde siguiente, él llegó y se sentó en el mismo sitio, esta vez aquella extravagante mujer no había llegado.Como era de esperarse, él esperó pacientemente para hablar con ella justo en la banca del frente del restaurante.Allí conversaron de todo un poco y Daniel conoció la vida caótica de aquella belleza andante.Él no quiso ahondar mucho en su vida, ya que en esos momentos había recibido una notificación aterradora. Le habían dado un umtimátum para que hiciera algo con respecto a su empresa.— O incrementan los números de la producción de la empresa o te comprometes con Anahí, o en todo caso vuelve con Karen. Todos dependemos de esta fortuna, recuérdalo — Le había advertido su madre.Daniel no deseaba aquellas opciones y la mayoría de las muchachas jóvenes adineradas ya estaban comprometidas. Además, había jurado que no pensaría más en el amor.Se pasó las manos por su negro cabello con desesperación y en su mente solo se atravesaba la angelical imagen de Ava ¡Se sentía abrumado!Debía elaborar un plan, algo que le ayudara a rescatar la empresa, pero también debía librarse de la presión de su madre de sentar cabeza. Esa noche, Daniel se quedó maquinando su plan, que debía ser perfecto.Los días pasaron, para ser exactos, una semana en la que Ava llegaba cansada del trabajo, preguntándose cuándo las cosas serían de otra manera. Su vida estaba vuelta un merengue y su padre solo empeoraba de salud.Para sorpresa de Ava, una noche, en cuanto llegó a casa y saludó a su madre que últimamente estaba sola en casa, aquella llamada la sorprendió y subió corriendo a la terraza para responder mejor.Daniel, quien ya estaba en su apartamento lujoso, no lo pudo resistir mucho tiempo más, había tomado su teléfono y marcó el número de la chica con determinación.Después de varios tonos, ella respondió con una voz tímida.—¿Hola? ¿Sí? —respondió aquella voz angelical a los oídos del hombre.—Ava, soy Daniel Busch ¿Me recuerdas? No podía esperar otro día para hablarte sobre algo que tengo en mente —dijo el hombre, con urgencia en su voz.Ava se sorprendió por su llamada, pero su corazón latía con fuerza mientras escuchaba.—Pero... ¿De qué se trata, señor Busch? —preguntó Ava con un tono de curiosidad.—Por favor, Daniel está bien. Ava, te he estado observando durante mucho tiempo en el restaurante y no puedo sacarte de mi mente. Quiero hacerte una propuesta, algo que cambiará tu vida para siempre —dijo Daniel con una voz suave pero decidida.Ava se quedó en silencio, preguntándose qué podría ser tan importante para que Daniel la llamara en medio de la noche.El suspenso estaba en el aire mientras esperaba que Daniel revelara su propuesta.—¿Quisieras... casarte conmigo?Ava había perdido el aliento y en una fracción de segundo, el celular de ella retumbó en el suelo.Dos meses después...En un hotel de lujo ubicado en una isla privada, con una esplendorosa vista al mar y al exterior lleno de flora tropical, se encontraba una pareja disfrutando de la agradable sensación de intimidad. Allí no había nada ni nadie que interfiriera aquel momento lleno de amor y pasión.La habitación estaba iluminada por los rayos del sol, esos que casi anunciaban el mediodía, pero no cabía duda que la pareja de enamorados no deseaba salir aun de aquel refugio que era exclusivo para los dos.Un par de batas blancas estaban tiradas en el suelo de la entrada de la ducha y sobre la mesa que aun estaban las bandejas del rico desayuno que Daniel y Ava habían compartido hacía un par de horas.Dentro de esas cuatro paredes resonaban los sonidos de palabras melosas, besos húmedos y gemidos en distintas intensidades.La pareja de conyuges enamorados estaba embelesada en su momento, sin importarle lo sudorosos que ambos se encontraban, ya que llevaban la tercera sesión del día y p
Karen llamó a doña Daniela para que se parara a su lado y también llamó a Patrick, un investigador encubierto que trabajaba para la familia Busch. El hombre alto y con sobrepeso pasó al frente sin voltear a ver a Daniel, luego le entregó a Karen una carpeta amarilla y se dirigió hasta el fondo del salón y encendió un dispositivo que mostraba imágenes en la pared. Sin borrar aquella sonrisa triunfal, Karen tomó la palabra y volteó a ver a Ava, quien se encontraba abrazándose a ella misma para apaciguar lo que estaba viviendo. —Creo que ya es hora de desmontar este teatrito y que todos sepan la verdad, sobre la clase de impostora que es esta mujer —dijo Karen, mientras que algunas imágenes pasaban ante la vista de todos. —En realidad, la mujer aquí presente, no se llama Ava Spencer, su verdadero nombre es Ava López, una mujer pobre y ambiciosa que, evidentemente enamoró y engatusó al señor Busch porque le interesaba el dinero de la familia ¡No hay otro motivo! —¡Yo lo sospechaba y re
El ambiente pareció vacío por un instante con el silencio que se hizo en el salón de aquel evento que estaba a punto de cancelarse, allí estaba Daniel Busch, con su porte tan elegante y su barba recortada con un estilo diferente al estilo francés que en definitiva le daba un look más jovial. No se hizo más de esperar y dio un paso dentro del salón. Daniel se desplazó con gracia entre las mesas, dándose su tiempo para saludar a todos los allí presentes, intercambiaba saludos con mucha amabilidad, como si contara con todo el tiempo del mundo. En el momento de llegar a la mesa de Karen, ella intentó hablarle con más cercanía, pero en definitiva falló en aquella iniciativa dado a que Daniel ni siquiera la vio a los ojos. —Karen… un gusto —fue lo único que salió de los labios de Daniel, seguido de una leve palmada en el dorso de su mano. —¿Daniel? Espera, hablemos… —musitó con los ojos llenos de emoción al verlo, mientras estiraba su mano como si con impotencia intentara alcanzarlo, per
—¿Acaso siempre tiene que darme un susto, señor? —dijo doña Rosarura, mientras se llevaba la mano al pecho porque a quien menos esperaba ver era a Daniel Busch.Daniel sin permiso tomó la mano de la señora y le dio un beso en el dorso de la misma, acción que la dejó paralizada pero reaccionó a tiempo para quitar su mano aun con los ojos bien abiertos.—Doña Rosaura… suegra, le juro que no era mi intención, pero debía venir lo antes posible —dijo él, mientras terminaba de recuperar el aliento y clavaba su mirada en la perpleja joven que estaba justo atrás de doña Rosaura.Daniel parecía agitado y miles de dudas pasaron por la mente de Ava, quien no podía creer verlo allí y de aquella manera tan extraña. Doña Rosaura se hizo a un lado porque en definitiva había notado el par de miradas intensas—Ava, necesitaba verte… ven conmigo, por favor —Daniel extendió su mano hacia la joven, quien no dudó y lo tomó de la mano.El corazón de Ava se aceleró y sabía que no era por miedo ni ansiedad…
Las tenues luces del amanecer y el trinar de los pájaros cantando eran las señales evidentes de que el día que tanto temía había llegado. Se levantó con pesadez, realmente no había podido dormir nada y se sentía perdida ahora que Karen sabía toda la verdad, nunca pensó que las cosas escalaran hasta ese punto, pero así había ocurrido. Con cierta premura, Ava se levantó no queriendo que esa fuera su realidad, intentó asimilarlo en la ducha, pero le fue imposible. A penas había tocado su comida del desayuno y doña Rosaura no cabía en su angustia, pero por primera vez deseaba dejar ser a su hija, así que no le preguntó nada a pesar de que la vio salir con una mochila en lugar de su bolso caro, solo le dio su bendición y así se despidieron mientras ella desaparecía en aquella limusina. Ava suspiró todo el camino, se sentía vigilada a cada segundo, con cada movimiento, ella estaba casi segura que Karen veía cada uno de sus pasos hasta en su celular. Era evidente que sabía manejar tecnologí
El frío de la noche y de la oscuridad del pasillo, ese que tenía un poco de visibilidad debido a una tenue luz titilante, que parecía temblar al ritmo del cuerpo de Ava, quien estaba a merced de la persona que la había sorprendido rumbo a la limusina.Ava no podía pensar con claridad, todos sus sentidos estaban congelados, de lo único de lo que podía ser consciente era de la de la forma en que involuntariamente su cuerpo reaccionaba; aquella opresión en el pecho y los espasmos casi eléctricos que el pavor le ocasionaba el hecho de tener un arma apuntando a su sien.—Escúchame bien, zorra metiche… —dijo una voz, murmurando mientras el aliento caliente parecía quemarle el oído a Ava—. Ya sé que andas jugando al detective y eso no me agrada nada nada.—¿Quién carajos eres? E-eres…Karen, ¿verdad? —dijo Ava, pero aquel brazo le oprimió la garganta con fuerza y el dolor la hizo no decir otra pregunta.—No sabrás mi identidad, pero te voy a decir una vez esto, escúchame bien —susurró aquella
Último capítulo