Ricardo se alejó de Estaban con la sangre hirviendo. ¿De verdad el viejo planeaba quedarse de brazos cruzados? ¿Aceptar esta farsa? No podía soportarlo. Cada vez que veía a su hijo, a Mauricio, junto a Gabriel, sentía que una parte de su legado se desmoronaba. Si Elías no hubiera aparecido con sus ideas de venganza, sembrando caos y esa falsa noción de "verdad", Mauricio jamás habría encontrado el valor—o la desfachatez—de salir del armario y arruinar todas sus expectativas.
Se mantuvo al margen, forzando una sonrisa de circunstancias mientras Valeria presentaba su vino, "Legado". Y a regañadientes, tuvo que admitir que la chica tenía talento. Inteligencia, belleza, clase... Valeria Brévenor hubiera sido la nuera perfecta. Un activo invaluable para unir los imperios Auravel y Brévenor. Todo lo había arruinado ese maldito Alvaredo.
Con los ojos fríos como el acero, observó cómo Elías se acercaba a Valeria con un instinto protector que a Ricardo le resultó tan irritante como revel