Habían pasado casi dos semanas desde el pacto en la mansión Brévenor, y para Elías, cada día sin ver a Valeria era una eternidad. La extrañaba con una intensidad física que lo dejaba inquieto. Sabía, por los escasos y cifrados mensajes que se atrevían a intercambiar, que no la estaba pasando bien. Gloria se había erigido en la dueña absoluta de la casa, despreciando a Valeria en cada oportunidad cuando Esteban no miraba, y él, atrapado en su papel, solo podía contener la rabia y aguantar. Mauricio se había ido a Portaleira por un viaje de trabajo, dejándola aún más vulnerable. Gabriel, aunque seguía buscando pistas, se mantenía en la sombra, consciente de que cualquier movimiento en foco podía ser fatal.
Hoy, sin embargo, era un día crucial. El día de encontrarse con Lorenzo Márquez.
Cambiaron de vehículo dos veces, tomando rutas secundarias, con Leo verificando constantemente que no fueran seguidos. Después de horas de viaje, llegaron a Mira Alegre. El nombre le hacía justicia. Era u