Es una sorpresa, amiga.
Punto de vista de Catalina.
Estaba tumbada en el sofá, charlando con Lucía y Ángela en una videollamada cuando Adrián me envió un mensaje de texto de improviso.
«Prepárate para esta noche», decía su mensaje. Sin más detalles. Solo eso.
Fruncí el ceño, tratando de no parecer demasiado curiosa en la llamada.
Tenía una sonrisa en la cara y el corazón más ligero de lo que había estado en mucho tiempo.
Habían pasado dos semanas desde que Adrián y yo habíamos empezado a vernos en secreto, y me sentía... diferente. Más feliz.
En cierto modo era emocionante, pero sabía que el secreto no podía durar para siempre. Pero, como se suele decir, hay que disfrutar mientras dure.
—¿Quién te está enviando mensajes? —La aguda voz de Ángela interrumpió mis pensamientos—. Pareces demasiado interesada como para que sea tu madre.
Eché un vistazo a la pantalla, conteniendo una sonrisa. —Es solo Adrián. Creo que está planeando algo.
Lucía sonrió con aire burlón, entrecerrando los ojos. —¿Ah, sí? Suéltalo, Cat