Luz y Calma.
El sol de la mañana entraba lentamente por las cortinas, dibujando rayos dorados que caían sobre el piso de madera del departamento. Valentina abrió los ojos con lentitud, aún sintiendo la calidez del cuerpo de Alexander a su lado.
El brazo de él rodeando su cintura, el leve contacto de su hombro con el suyo… todo eso la hizo sonreír antes de moverse siquiera. Había algo en la sensación de despertar así, tan cerca de alguien, que hacía que todo lo demás dejara de importar.
Alexander todavía dormía, con la respiración pausada y tranquila. Su rostro reflejaba serenidad, pero para Valentina era imposible no percibir la intensidad que se escondía detrás de cada línea de su mandíbula, cada pequeño gesto, cada suspiro.
Sin hacer ruido, deslizó su mano sobre su brazo, acariciando suavemente la piel y sintiendo cómo la calidez de él le recorría todo el cuerpo.
Un pequeño movimiento, un suspiro y Alexander abrió los ojos. Su mirada se encontró con la de ella, y por un instante ambos se quedaro