Súplica. 2
Owen se levantó y extendió la mano para ayudarla a incorporarse, al hacerlo, pudo ver con más claridad la forma en que estaba vestida, no dejaba nada a la imaginación: el bralette dejaba entrever sus pezones erectos por el frío de esa mañana, y el pequeño cachetero, un poco arrollado, marcaba sus glúteos mientras dejaba más piel al descubierto de lo que su autocontrol podía soportar, las manos le picaron solo de imaginar cómo sería tocarla.
— ¿Por qué te quedaste durmiendo ahí? — le preguntó mientras la seguía hasta la cocina y se sentaba en uno de los taburetes.
— Estaba aburrida y me puse a bailar, cuando me cansé, me acosté a ver la ciudad y eso me llevó a quedarme dormida. — respondió mientras reunía todo lo necesario para preparar un omelette.
— Creo que no es buena idea dejarte solita en casa. — dijo con una sonrisa ladeada mientras la observaba moverse por la cocina.
— Creí que ibas a volver hasta el mediodía. — lo miró por encima del hombro.
— Vine por unos documentos que voy