Seduciendo al prometido. 3
Una ronda rápida de amor antes del almuerzo les sentó muy bien a ambos, aunque Edneris esperaba que Owen no estuviera demasiado cansado como para no querer más cuando la sorpresa se revelara, porque ya no podía aplazarla más. Owen se dio un baño para refrescarse y después se quedaron sentados en la sala viendo la película que habían escogido, hasta que él se quedó dormido con la cabeza sobre los muslos de Edneris, con mucho cuidado lo apartó, porque debía ponerse manos a la obra con su plan.
Bajó a la oficina en la parte de abajo y ordenó todo lo que iba a necesitar, siempre cuidando de que Owen no bajara a buscarla, colocó la silla en una esquina, cambió las cortinas del ventanal por unas más oscuras, movió el escritorio hacia la otra esquina y retiró todo lo que pudiera estorbar su espectáculo. Fue al cuarto que ocupó por un tiempo y sacó una botella del mejor ron que pudo encontrar en el mercado, la marca favorita de su prometido, sobre una charola cuidadosamente escogida, acomodó